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Josephine Skriver, la top model de familia gay

Josephine Skriver, la top model de familia gay

Hija de una informática lesbiana y un biólogo homosexual, arrasa en las pasarelas y abandera la lucha contra «los estereotipos tradicionales»

PPLL

Domingo, 5 de octubre 2014, 01:07

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La meteórica carrera de Josephine Skriver (Copenhague, 1993) no difiere mucho de la de otras modelos de éxito. El guión de su vida podría ajustarse al de la típica chica de pueblo descubierta por el cazatalentos de turno, a la que de la noche a la mañana se le amontonan los contratos encima de la mesa. Las mejores marcas le han encumbrado a las portadas de las revistas de moda más prestigiosas. Gucci, Calvin Klein, Dolce&Gabbana, Tom Ford... Todas las casas se la rifan. Pocas son las firmas para las que aún no ha posado esta joven danesa, que tampoco se aleja mucho del canon de las maniquíes al uso: rubia, de ojos azules y una melena que le ha llevado a ser uno de los 'ángeles' de la lencería Victoria's Secret, el sueño de cualquier chica que frecuenta las pasarelas.

Inmensamente guapa, sí hay algo, sin embargo, que la diferencia del resto de sus colegas: sus singulares orígenes familiares y que nunca se le ha subido la fama a la cabeza. La maniquí se cuida muy mucho de hablar más de la cuenta y desvelar sus intimidades. Tampoco es muy amiga de prodigarse en saraos. Por eso, poquísima gente de fuera de la profesión sabe que es hija de una analista de sistemas informáticos lesbiana y de un biólogo marino gay.

Josephine no fue evidentemente fruto del amor, sino de una relación de conveniencia. Fue concebida por encargo. Sus padres querían tener un hijo, pero sin comprometerse a mantener una relación en común. Jamás han vivido juntos. Es más, ni siquiera se conocían cuando decidieron 'encargar' a esta muchacha que va camino de 'supertop', si es que no ha tocado ya la cima de la profesión. Ambos deseaban tener un hijo. Como fuera. Y lo más pronto posible. Fue su madre la que dio el primer paso al poner un anuncio en una revista dirigida al público homosexual con la esperanza de encontrar al 'papá' ideal. «Busco hombre gay que quiera tener hijos», rezaba el clasificado publicado en la revista 'Panbladet'.

La cosa funcionó. «Así fue como vine al mundo», suele recordar orgullosa Skriver, cuya carrera remite, al menos en sus comienzos, a la de la oscarizada actriz Jodie Foster. Pampers, una empresa de pañales, la descubrió para el mundo de la publicidad cuando sólo era un bebé regordete y simpático. Nunca se le ha borrado la sonrisa del rostro. Ni cuando era una preciosa niña que llamaba la atención, ni ya de adolescente cuando cayó de vacaciones por Nueva York.

Como a tantísimas modelos, un olfateador le echó el ojo en las aceras de Manhattan. Si sus escarceos publicitarios fueron un juego de niños, aquello ya iba en serio. Sus padres trataron de que no perdiera el norte, pero aquel encuentro era demasiado tentador como para dejarlo pasar de largo. New York Fashion Week fue su aldabonazo. Balenciaga, Chanel, Bulgari, Yves Saint Laurent... llamaron a su puerta para alegría de sus progenitores, que la dieron libertad para afrontar una carrera que se desarrolla a una velocidad de vértigo. Josephine ha vivido a caballo entre el pequeño pueblecito de Hellerup y y el progresista barrio de Vesterbro, donde reside su padre y adonde ella acudía cada dos semanas.

Si la fama tiene un perfil aprovechable, Skriver desea abanderar la igualdad familiar y protagonizar la lucha contra todo tipo de discriminación. «Yo crecí siendo parte de una minoría y mi regalo es el don de la aceptación», confiesa. «Siempre he estado superorgullosa de mis padres. Me criaron con un amor incondicional y me ayudaron a ser la persona que soy hoy. Ahora es importante para mí usar mi voz para ayudar al mundo a entender y ser más abiertos de mente acerca de las familias lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT)».

«El amor ni juzga ni odia»

En pleno éxito y pese a su juventud, la modelo ha dado muestras de gran madurez : ha participado activamente en la campaña del Programa de Generación Abierta y colaborado con el Consejo de Igualdad de la Familia. «Ser modelo y una figura pública es una oportunidad y también una responsabilidad», explicó a la revista 'Elle'. «Si uno no usa su fama para esto, sería una pérdida grave. Estoy agradecida de tener un equipo tan extraordinario que me apoya a luchar por las cosas que creo», recalca. Como era de esperar, Skriver ha encontrado en la industria de la moda un respaldo incondicional. «Es un entorno abierto a todo tipo de personas», agradece. Más allá de arrasar en las pasarelas, algo que no parece costarle demasiado, participa en numerosas charlas animando a chavales con padres como ella a que «hablen públicamente» y así romper los estereotipos familiares tradicionales. «Solo espero que algún día el concepto de familia signifique mucho más que una pareja heterosexual tradicional con dos hijos y una casa con una valla blanca», reflexiona.

Para Josephine, que tiene un hermano y dos hermanastros más por parte de padre, el amor es lo más importante en la vida y lo que hace una familia. «Todos hemos nacido en diferentes culturas y personalidades, y todos tenemos derecho a ser simplemente lo que somos. Que las familias LGBT se presenten sin ningún de estereotipo sería la manera más útil de conseguir el progreso. Sus miembros experimentamos los mismos problemas que las demás familias», relata. «Mi corazón me enseñó que el amor ni juzga, ni discrimina ni odia», concluye.

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