Gijón, a todo trapo y a todo tren

Todos ellos asistieron a una tarde muy a la moda, que comenzó con el desfile de Cyrana, la firma de la asturiana Elisa Álvarez. Ella enseñó sus propuestas para el próximo invierno, inspiradas en la fiebre del sábado noche. Fueron todas prendas elegantes y coloridas, que combinaban a la perfección con la bisutería de Casquito de Porcelana y con los bolsos de Reliquiae.

Su éxito fue rotundo y dio paso a la extravagante colección del gallego Noah Christian. La suya fue una línea marcada por las lentejuelas y los cortes asimétricos, que retaron al frío de la tarde gijonesa. Sus colores brillantes contrastaron además con el negro, el beige y el marrón que predominaban en las prendas del madrileño Maximilian, llenas de pieles, cuero y hasta pantalones de terciopelo.

De Madrid tocó cruzar el charco hasta Argentina, desde donde viene la inspiración de Silvina Marotti. Los abrigos de pelo fueron los protagonistas de la colección de esta diseñadora que apostó por colores como el marrón, el verde, el blanco, el gris y el negro sin perder de vista las líneas clásicas. Y esas líneas continuaron con la firma aragonesa de peletería Gabriel. Esta marca mostró pieles en forma de abrigos, estolas, chales y hasta faldas, que combinaban con brillos y transparencias.

Nada que ver con las de la cántabra Pi Collection que mezcló estilos, vestidos largos y cortos y se atrevió hasta con las pamelas y las hombreras. El vasco Ramón Ezkerra también fue valiente en su apuesta de colores fríos, plateados y, por primera vez en la tarde, prendas masculinas, que fueron seguidos por los sombreros de la cántabra My Josefin. Los hubo sobrios y de colores como las prendas de la albaceteña Lola Muñoz, que cruzaron la pasarela a ritmo de Loquillo y entre tutús y minifaldas.

A ritmo de rock, llegó la recta final de la cita, de la mano Urbierta, a quien siguió Yes50, una marca del corazón de Asturias, de Sotrondio, que enseñó al público gijonés prendas para mujeres reales, que se pueden utilizar en el día a día. Por la pasarela, desfilaron bolsos llamativos, chalecos impermeables, estolas de pelo y colores desde el negro hasta el rosa fucsia. Para la cuenca del Nalón fueron algunos de los últimos aplausos de una tarde en la que Gijón demostró que está de moda y que la moda pisa fuerte con valores.

El madrileño Ángel Benito fue el último en demostrarlo con una línea de colores y prendas clásicas. Las modelos lucieron abrigos de piel e impermeables que las protegían del frío del Museo del Ferrocarril, que acogió una tarde en la que tradición y modernidad se dieron la mano y se ganaron la admiración de los centenares de asturianos y visitantes que quisieron conocer las tendencias para las próximas temporadas. El público quedó a la espera de la segunda edición de esta Gijón Fashion Summit, que, a buen seguro, llegará muy pronto.