«Me pasaba el verano negra como un zapatu»

Retirada de la primera fila de la política y recuperándose aún de una larga enfermedad, la ex concejala socialista Dulce Gallego (Gijón, 1959) afronta el verano inmersa en una intensa actividad. Nos recibe en un descanso de la Escuela Feminista Rosario Acuña -de la que fue impulsora en 2002- y a punto de sumergirse en otro de sus proyectos, el espacio 'Transgresoras' de la Semana Negra. Playa del barrio L'Arena y comprometida desde joven en la lucha por la igualdad, reivindica la expresión gijonesa 'A ver la ballena' para enviar allí «a muchos, a quienes dicen hoy que el feminismo no tiene sentido y va contra los hombres».

-¿Echa de menos los veranos sin vacaciones de la política activa?

-Fue una etapa muy guapa estar en un momento estupendo para hacer política local y una suerte con el equipo de compañeros que tuve. Pero tratándose de medio ambiente, en verano no se echa nada de menos (risas).

-¿Qué hace usted ahora?

-Lo que llevo haciendo desde muy joven: militancia social y feminista, y participando de muchas actividades culturales. Esta es una ciudad tan rica en ese sentido que a una le falta tiempo para poder participar en todo. Estoy recuperándome de un proceso de enfermedad largo y me viene fenomenal estar en la vida de una ciudad a la que quiero.

-Porque usted es muy playa...

-Y de La Arena, como el querido Tini Areces que nació en la calle Ezcurdia y yo en Aguado. Mi padre cada vez que lo encontraba le decía: 'Tini, me debes el cristal de la habitación de la chiquilla', porque cuando nací, él y otros chavalinos del barrio de un balonazu me rompieron la ventana. A saber si sería él u otru, porque salieron por pies (risas).

-¿Cómo eran esos veranos?

-Criada en la playa. A las once ya estábamos allí. Estaba negra como un 'zapatu' del sol. Era Jugar, hacer quesitos en la arena, salir y entrar en el agua. Unos Veranos muy guapos.

-¿Y de moza era de fiestas de prau?

-Muchísimo. Fui muy salidora. Recuerdo de ir a les fiestes de Sotiello, perder el tren y volver andando como me pasó una vez con Juan Botas. Después de venir caminando terminamos metiendo los pies en la playa porque veníamos 'frayaos'. Lo pasábamos muy bien. La juventud siempre lo pasa bien.

-Este verano no le falta actividad: la Escuela Rosario Acuña y seguido la Semana Negra...

-La Rosario Acuña es un hito, con 200 personas y listas de espera. La Semana Negra un lujazo que debemos de defender y aprovechar. Mi día favorito es cuando reparten libros y después ir a comprar un paquete de churros. Esa combinación me parece gloriosa.

-¿Qué opina de su posible cambio al Campus?

-Participé de hacer ese ferial porque Gijón necesitaba un espacio para eventos de ese tipo. Creo que en verano allí se molesta muy poco, tiene bastantes zonas de aparcamiento cerca, hay instalación eléctrica, saneamiento. Ya está hecho y sería idóneo.

-Hábleme de 'Transgresoras'.

-La Semana Negra siempre tuvo espacio para el feminismo, ahora queremos que eso tenga permanencia y cada año haya un recordatorio a mujeres de la literatura o de la realidad que fueron rebeldes, que lucharon por cambiar la historia y la cambiaron. Hacer genealogía del feminismo y seguir luchando para avanzar. No queremos volver atrás.