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CHARLA. Paolo Bettini y Óscar Freire dialogan de forma distendida durante la etapa entre Reinosa y Logroño. / REUTERS
La victoria más perezosa
Ciclismo

La victoria más perezosa

Freire, quien no quería disputar el esprint, superó a Koldo Fernández para adjudicarse su tercera victoria de etapa «Estaba deseando una escapada y no tener que esprintar»

J. GÓMEZ PEÑA

Viernes, 7 de septiembre 2007, 03:14

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Freire. Él no quería. Pero... La victoria le prefiere. Le reclama. Casi, casi, hasta le aburre.

Velocistas. Zumbados. Se colocan una venda en los ojos y encienden la luz del esprint. Locos. Ayer venía Freire como desganado. Es así: un punto de pereza. «Estaba deseando que se hiciera una escapada, que no hubiera que esprintar», confesó. Tenía guardada su venda para otro día. Le agobiaba la imagen de un vértigo más junto a las vallas. Para qué. Si ya poseía dos victorias. La pereza por encima de la ambición. «Cuantas menos veces te la juegas, mejor». Filosofía ahorrativa. Es su catón. Pero no le sirvió ayer. El Rabobank le paga por jugar a esa ruleta. «No quería, pero si me tengo que meter en el esprint, me meto con todas las consecuencias». Eso.

Deseaba una escapada y la fuga no llegó. Ya puestos, prefería una recta final en cuesta y con viento de cara. Le va bien el «más difícil todavía». Pero la avenida de la Paz, en Logroño, es plana y con el aire a favor, ideal para Petacchi o Boonen. «Venía pensando que era un esprint para ellos. No para mí». Ya. Y ya puestos: tercera victoria en seis etapas. Le preguntaron entonces por el final de hoy en Zaragoza. «Pues si hay esprint, tendré que meterme», dijo como chasqueado.

Freire es inabarcable. Para definirle es mejor escuchar a sus rivales, sus víctimas y admiradores. Por ejemplo, a Koldo Fernández, al joven que ha dado velocidad al Euskaltel: ayer fue segundo tras el cántabro. Él lo narra: «Freire lo ve todo como a cámara lenta. Es increíble. En el esprint todo es tan rápido... Nervios. Prisas. Cada movimiento es veloz. Pero él siempre está tranquilo, en su sitio». Cuando se ve a Freire, esprintar parece fácil. Cuando se oye a Fernández suena a guerra: «Me cuesta colocarme. Me paso los últimos kilómetros remontando». Gastando. Conceder un centímetro de más en la hilera del esprint se traduce en un corte profundo. Hacia atrás. Koldo es un potro, rostro de púgil. Velocista a puñetazos. Mandíbula poderosa. Duro. Tiene que ser difícil ser velocista. O sencillo. De eso hay una prueba: Óscar Freire. Tres veces campeón del mundo, dos de la Milán-San Remo. «Este año, en la mitad de las carreras he sido o primero o segundo», resume. Y, claro, anda ya algo aburrido.

Al inicio del día, junto al Pantano del Ebro, Freire era un tipo feliz. Reinosa formaba un haz de miradas con él como diana. Arriba, un sol redondo, total, templaba la mañana. La etapa se iba a ceñir al curso del Ebro. Un río caprichoso. Con el Cántabrico al lado, le da por un largo viaje hacia el Mediterráneo. La Vuelta siguió su curso. Quebrado. Angosto. De asfalto antiguo. De viejas choperas. De escapada: la que compartieron Krivtxov, Backstedt, Augé y el malagueño López Gil. El 'malagueta', le dicen. El chico corpulento que se ganaba el pan pescando pulpos. Entre los cuatro le alegraron a Freire el camino hacia La Rioja, la corteza del vino.

Cuando apareció el primer cinturón de viñas, el viento comenzó a culebrear. Por la izquierda. Tenía filo. Cortaba. La recta hacia Anguciana cascó al pelotón como a una nuez. Freire se inquietó. No por su situación, sino por la velocidad. Así no iba a llegar la fuga. Y no llegó. Mala suerte. Tenía que trabajar. Otra vez. Él no es un ciclista a pulso. Ni de entrenamientos obsesivos. Ni avaricioso. Había ganado en Santiago y en Reinosa. Ya valía. Le espera en Sttutgart su asalto al cuarto Mundial, al lugar donde nadie ha estado. Ni Merckx. Por eso, Logroño le pillaba a desmano. Pero el esprint no es de nadie... quizás de Óscar Freire.

La séptima etapa de la Vuelta será una nueva oportunidad para una llegada masiva. Se saldrá de Calahorra para finalizar en Zaragoza después de 176,3 kilómetros.

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