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La espada de la discordia
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La espada de la discordia

Tras la polémica sobre su autenticidad, la 'Tizona' del Cid se muestra al público en la Catedral de Burgos para conmemorar el aniversario del 'Cantar'

MARÍA AURORA VILORIA

Domingo, 16 de septiembre 2007, 03:49

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Será la primera vez que se muestre en público, después de su adquisición por la Junta de Castilla y León y en medio de una polémica que confirma y desmiente a la vez que sea la pieza original. La 'Tizona', la espada con la que El Cid libraba sus batallas y que reclamó hace meses la familia del gijonés Salustiano Fernández, empleado del marqués de Falces, cuyos descendientes la vendieron recientemente a la Junta, formará parte de la exposición que se abre mañana en la Catedral de Burgos. La muestra se realiza para conmemorar el VIII Centenario del 'Cantar del mío Cid'. Bajo el título, 'El Cid. Del hombre a la leyenda', la exposición, cuyo montaje se ha realizado en medio de una gran discreción, ocupará hasta noviembre dos salas y el claustro bajo del templo para hablar del personaje y contextualizarlo en la época que le tocó vivir.

Aunque, eso sí, en ella se hace oídos sordos a la controversia que despertó su compra, hace ya más de tres meses, por la cantidad de 1,6 millones de euros. En su día, el Ministerio de Cultura aseguró que la espada que hoy se conserva es falsa. Lo hizo apoyándose en cuatro informes realizados por Patrimonio Nacional, el Museo Arqueológico Nacional, la Real Academia de la Historia y el experto de la armería de Ginebra José Godoy, que fechan la espada en el siglo XV y no en el XI. La Junta, sin embargo, opina lo contrario. Una opinión que, por cierto, compartía el anterior propietario, José Ramón Suárez del Otero, marqués de Falces.

Y es que un estudio firmado por el departamento de Ciencia de los Materiales e Ingeniería Metalúrgica de la Universidad Complutense de Madrid, en colaboración con la Universidad de Oviedo, sostiene que la hoja se forjó en el siglo XI en un taller andaluz aunque la datación del mango sea posterior.

Silenciada la polémica con su reciente compra, la espada ahora reaparece como el objeto más importante de una exposición que reúne 282 piezas, entre pinturas, pergaminos, manuscritos, esculturas y otros objetos de gran valor simbólico y documental, que proceden de archivos, ayuntamientos, bibliotecas, catedrales, conventos, monasterios, fundaciones, universidades, diputaciones, parroquias, museos y academias, como la de la Historia.

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