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Barral fue letal en Soria
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Barral fue letal en Soria

Dos sensacionales goles de Barral en ocho minutos permitieron al Sporting imponerse en el campo del Numancia y ascender al segundo puesto provisional

MANUEL ROSETY mrosety@elcomerciodigital.com

Domingo, 30 de septiembre 2007, 17:28

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El Sporting ganó con autoridad en Los Pajaritos ante una afición que se deleitó con el triunfo de su equipo y con un Barral en racha de acierto. Los rojiblancos superaron a un rival con oficio, al que maniataron en su fútbol ofensivo, y también un arbitraje desquiciante, sobre todo en el primer tiempo, con un incoherente recital de caserismo.

El conjunto gijonés, que contó con un numeroso grupo de seguidores de apoyo en la grada, tuvo una salida con más convencimiento que su rival. Manuel Preciado mantuvo su formación habitual de la Liga, con un 4-2-3-1. Omar se quedó en esta ocasión fuera de la convocatoria. El Numancia volvió al 4-4-2, tras el regreso de Brit. El veterano Moreno se asentaba en el centro del campo, por delante de Nagore, con protagonismo en los lanzamientos.

Tras un inicio de más decisión gijonesa, el equilibrio llegó, pero sin peligro para Roberto, ya que el estilo defensivo rojiblanco impedía cualquier penetración de los numantinos, con Bolo y Brit muy controlados. La sensación de temor era mayor cuando Kike Mateo y Diego Castro recibían el balón ante los desmarques de Barral.

El árbitro tardó poco en dejarse notar. El valenciano Mateu Lahoz, que ya la pasada campaña minó a los rojiblancos en este mismo campo, tuvo una labor tendenciosa en contra del Sporting, al que cargó de tarjetas absurdas, con una dosis de caserismo que lo califican como uno de los peores de Segunda. Las primeras amonestaciones tuvieron poca justificación, pero su primer error grave fue el no señalar penalti en un derribo de Jacobo a Barral. Para completar su injusta decisión, el colegiado amonestó al atacante sportinguista. El rojiblanco buscó el contacto, pero el portero local picó de ingenuo y la falta existió.

En los últimos minutos del primer tiempo, el Sporting pasó algunos apuros en balones centrados en servicios laterales, en los que los atacantes locales buscaban la espalda de los centrales y laterales del equipo de Preciado, pero sin conseguirlo. El único peligro llegó en un lanzamiento de falta desde el borde exterior del área de Moreno, que se encontró con Roberto bien colocado.

En el primer tiempo, el conjunto gijonés dio más sensación de equipo, con un buen trabajo de Matabuena y Míchel en el centro del campo en la recuperación del control del balón. Sólo faltaba definición en los contraataques, en parte porque los locales mostraban recelo del juego gijonés. Tanto Pavón como Boris estaban centrados en que Barral no pudiera recibir el balón con opciones de remate.

En el descanso, Arconada buscó profundidad con la entrada de Julio Álvarez, quien asumió el papel de organizador en el centro del campo, mientras que Moreno se fue a la banda izquierda, su antigua demarcación.

Oportunidad de Castro

El primer susto fue del Sporting, en una colada de Barral cuyo centro remató alto Diego Castro, en una posición inmejorable y con el portero rival desplazado. El Numancia, con la batuta en poder de Julio Álvarez, empezó a crear algunas complicaciones a los rojiblancos, con servicios largos a los laterales y centros cruzados, que sembraron alguna duda, aunque sólo un remate de Brit, que detuvo Roberto, pudo haber cambiado el signo del encuentro, lo que hubiera sido injusto.

Matabuena y Míchel eran los dueños del centro del campo, con un trabajo sobresaliente. El lenense, en uno de los balones recuperados, vio el espacio libre para servir a Barral. El gaditano ganó la espalda a Boris y Pavón, encaró a Jacobo, inauguró el marcador y levantó las gradas rojiblancas de Los Pajaritos.

La presión del Numancia, nacida en Nagore en su propio campo, era sujetada por el Sporting, que jugaba al contraataque. Diego Castro puso sentenciar, pero no llegó bien a un balón en profundidad.

A falta de un cuarto de hora llegó la puntilla. Fue otra vez Barral, en un servicio de Matabuena, con disparo, esta vez, con la izquierda. La alegría desbordaba al millar de seguidores rojiblancos. Ni Mateu, que seguía con sus raras decisiones, podía frenar a un Sporting muy superior.

Arconada buscó un revulsivo con Quero y el escurridizo Mario, pero la zaga gijonesa estaba muy firme. Antes, el técnico rojiblanco sustituyó a Luis Morán por Pedro, sin cambios en el dibujo táctico. Manuel Preciado quiso evitar algún problema para David Barral, dando entrada a Karanka en su lugar. Poco después retiró a Diego Castro para que entrara en el terreno Cámara como lateral zurdo, lo que llevó a Canella al interior.

Sólo el árbitro valenciano, en una nueva decisión que no venía a cuento, pudo con Gerard al señalarle un penalti en un forcejeo con Bolo. El lanzamiento de Julio Álvarez lo detuvo Roberto. Así acabó el partido.

El Sporting logró un triunfo claro. De los que no dejan dudas. Y asegura el segundo puesto. La directa está metida.

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