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IVÁN VILLAR
Martes, 2 de octubre 2007, 10:08
No contentó a todos. La nueva tarifa gratuita de EMTUSA para menores de 13 años que utilicen la Tarjeta Ciudadana recogió ayer el aplauso de los padres, pero también las críticas del sector privado, que ve amenazada con esta medida la actividad de las empresas que prestan transporte escolar a los distintos centros de Gijón. Las previsiones del Ayuntamiento señalan que más de 15.000 niños y niñas del concejo se verán beneficiados por esta gratuidad, que podría llevar a muchas familias que actualmente utilizan los servicios privados a optar por el transporte público para los desplazamientos diarios a los colegios. Pese a que la Corporación Empresarial de Transporte de Viajeros en Autobús de la Región Asturiana (CAR) defendió la medida del Ayuntamiento «porque beneficia a la movilidad y no tiene por qué afectar al sector privado», las empresas, en espera de ver la evolución que adquiera el número de usuarios de sus servicios, advierten de que se mantendrán vigilantes hacia el modo de trabajo de EMTUSA y recuerdan que el transporte de menores está sometido a una normativa específica «y muy rígida» que establece condiciones que actualmente no cumplen los vehículos de la empresa municipal.
La clave del conflicto está en la consideración o no del servicio de EMTUSA como transporte escolar. Según aseguran las empresas consultadas por EL COMERCIO, de acuerdo con el Real Decreto 443/2001 -«sobre condiciones de seguridad en el transporte escolar y de menores»- los autobuses urbanos tendrían esa consideración «en el momento en que un determinado porcentaje de sus viajeros fueran menores de 16 años». En ese caso los autocares estarían obligados a cumplir normas de seguridad «como la prohibición de ir de pie, la presencia de un acompañante, la retirada de los asientos que van en sentido contrario a la marcha, etcétera». A estos aspectos legales se une el factor económico y la dificultad de enfrentarse «sin igualdad de condiciones» a una empresa de promoción pública «que puede gastar lo que quiera», lo que hace que esta pretendida medida para el impulso del transporte colectivo termine convirtiéndose a ojos de los empresarios en «una operación electoral, con las elecciones a la vuelta de la esquina».
Pérdidas de 3.000 euros
Joaquín Sánchez, gerente de la empresa gijonesa Autos Josa SL, lo tiene claro: «Lo que hacen es competencia desleal». Cada día sus autobuses llevan a la puerta del colegio a más de quinientos niños de cinco centros de la ciudad y ahora está convencido de que la gratuidad de EMTUSA «nos quitará críos. Ya sé de algunos que se nos van». Sánchez asegura que el transporte escolar es la principal actividad de su empresa e incluso se atreve a hacer estimaciones de pérdidas: «Si se nos van el 10% de los niños, son 3.000 euros mensuales que nos van a quitar».
El responsable de Autos Josa señala que «hay medidas que los padres deberían saber y que son por la seguridad de sus hijos. Hoy por hoy las líneas de EMTUSA no las cumplen si quieren dedicarse al transporte escolar», apuntó.
Una postura similar muestra Raúl Medina, gerente de Autos Medina. En su opinión «los autobuses urbanos no están preparados para el transporte específico de menores». Aunque ayer reconocía que era pronto aún para valorar el efecto que puede tener en la ocupación de sus líneas escolares la nueva tarifa para menores de 13 años, «si vemos que el uso de EMTUSA por parte de los niños se empieza a masificar pediremos que se cumplan las mismas normativas que se nos exigen a nosotros». Medina, que trabaja a diario con cuatro colegios de Gijón, cree que «se mueven en el límite del transporte urbano y el escolar. En ese sentido pueden lanzar una campaña diciendo 'venid aquí, y os saldrá más barato', pero dar el servicio a menores en plan masivo no lo pueden hacer si no se ajustan a la normativa».
Desde Autos Sama su gerente, Armando Verdayes, vaticina un periodo de pérdida de usuarios para el conjunto de las empresas privadas del sector. «Será bastante perjudicial, porque al final las líneas urbanas pasan por casi todas las calles y cerca de los colegios». Verdayes teme que se produzca un efecto dominó «porque si tenemos menos niños tendremos que subir las tarifas a los que nos queden para reducir costes, y entonces se darán de baja muchos más». Recordó también la necesidad que tienen los autobuses municipales de adecuarse a lo marcado por la ley para el transporte de menores.
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