Borrar
Sociedad

Dengue, la necesidad incesante

Los científicos quieren combatir los terribles efectos de la picadura del mosquito causante de la enfermedad mediante los avances de la genética

MAURICIO-JOSÉ SCHWARZ

Lunes, 14 de enero 2008, 03:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Fue 2007 el año en el que se descubrió que las pruebas de la OMS para identificar casos de dengue entre personas que hayan visitado ciertos países tropicales son insuficientes para detectar casos en principio benignos de la enfermedad. Al analizar la forma más terrible del dengue, la de fiebre hemorrágica, y su principal síntoma, el sangrado, como su nombre lo indica, los 'lineamientos' omiten a muchísimas personas que padecen la enfermedad, que pueden llegar a requerir hospitalización y que se ponen en riesgo al no ser tratadas, ya que una segunda infección de dengue aumenta el riesgo de padecer su forma más peligrosa. Diagnosticados incorrectamente como víctimas de una gripe o resfriado, estos pacientes corren el peligro de infectar a otras personas mediante mosquitos o productos de la sangre, al menos mientras presentan fiebre. Así, por ejemplo, uno de cada 1.300 donantes de sangre en Puerto Rico tenía una infección activa de dengue durante la epidemia de 2005. Sin embargo, entre los más de 2.000 millones de habitantes de zonas donde esta enfermedad es común, se informa de alrededor de un millón de casos al año, muchos menos, dicen los expertos, que los que realmente se presentan.

El dengue, en general poco conocido fuera de los trópicos, llamó la atención en 2002, cuando Cuba se enfrentó a su peor epidemia en décadas y para combatirlo reclutó a la población, incluyendo a 11.000 trabajadores que tenían la misión de fumigar todas las viviendas de La Habana y multar a quienes no se lo permitieran. La atención se debió no a las víctimas de la enfermedad, sino a que se convirtió en otra pieza del ajedrez político: las autoridades cubanas afirmaron que había sido causada por los Estados Unidos y los disidentes de la isla aseguraron que se utilizaba la fumigación para envenenarlos. Ninguna afirmación fue probada a la larga.

El dengue es una enfermedad febril aguda causada por cuatro distintos tipos de arbovirus del genus Flavivirus y cuyo vector principal son los mosquitos Aedes aegypti y, en menor medida, Aedes albopictus, que también transmiten los virus de la fiebre amarilla y la hasta hace poco desconocida enfermedad de chikungunya. Como en otros casos, la hembra de este mosquito necesita sangre para madurar sus huevecillos, y al chupar sangre a sus víctimas les transfiere diversas enfermedades.

La infección se presenta de pronto con un rápido aumento de la temperatura, escalofríos e intensos dolores en la zona lumbar, la nuca y los hombros, además de dolor muscular difuso y dolores en las articulaciones, que le han dado su nombre en inglés: 'fiebre rompehuesos'. En la mayoría de los casos hay conjuntivitis y una erupción parecida al sarampión. En los casos más graves, hay gastritis, dolores estomacales, vómito y diarrea. En los casos de fiebre hemorrágica, aparecen espontáneamente moratones en distintos lugares del cuerpo, sangrado de las mucosas, vómitos de sangre o diarrea sanguinolenta. En los casos más riesgosos, los pacientes muestran alteraciones del pulso, baja tensión arterial, inquietud y piel fría y húmeda. El dengue suele presentarse en brotes epidémicos y puede ocasionar la muerte, como ocurrió en la epidemia del sureste asiático de 2005, donde hubo casi 17.000 muertes a consecuencia de un cuarto de millón de casos.

Estado de las cosas

Considerada una amenaza creciente para los habitantes de los trópicos y para los visitantes de países como Tailandia, Brasil, Cuba y Puerto Rico, esta afección fue sujeto, en 2007, del primer análisis integral y multinacional de todos los interesados, revelando que el dengue comporta una carga epidemiológica, social y económica mucho mayor de lo que se calculaba en el pasado. «Un episodio de dengue tiene un enorme impacto sobre el gobierno, los hogares y los empleadores».

Al tratarse de una infección viral, los antibióticos no tienen efecto sobre el dengue, y por tanto el único tratamiento actual es la terapia de apoyo, aumento en el consumo de líquidos y en ocasiones líquidos por vía intravenosa, transfusiones de plaquetas si el recuento disminuye sensiblemente o de glóbulos rojos en caso de hemorragias intensas. Los pacientes deben hospitalizarse, algo que no es sencillo en países económicamente limitados, y aún no se ha desarrollado una vacuna.

Una inesperada posibilidad de combate del dengue y de otras enfermedades transmitidas por mosquitos proviene del campo lleno de promesas de la genética. Desde la década de 1990 los científicos demostraron que se podían introducir genes exógenos en el genoma de los mosquitos, y este descubrimiento permitió que en el pasado año los investigadores consiguieran que se expresara un gen de origen externo únicamente en las células germinales de mosquitos hembras. Esto permitiría que mosquitos con genes que impidieran que el virus se desarrollara en su interior se cruzaran con mosquitos salvajes, cortando la línea de transmisión hacia el ser humano.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios