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Cultura

El nuevo evangelio asturiano

El supergrupo Lucas 15 acaba de editar su primer trabajo homónimo en el sello Lloria Discos, que lleva al terreno de una banda de pop-rock conocidos temas del cancionero popular

JOSÉ CEZÓN

Jueves, 31 de enero 2008, 04:20

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Asturias ya tiene otro disco para sacar pecho: el debut de Lucas 15. Se trata de un proyecto musical audaz y consistente, con un repertorio espléndido y los intérpretes más cualificados para semejante tarea. La presencia de Nacho Vegas como vocalista supone un impulso adicional que ha concitado la atención de la crítica especializada y de un público ansioso de novedades. El quinteto acaba de editar un álbum homónimo en el sello Lloria Discos, que está llamado a hacer historia en la música de esta región, aunque lo más probable es que el reconocimiento llegue primero vía Madrid o Barcelona, con aquel 'efecto bumerán' del que se hablaba cuando el Xixón Sound.

Este trabajo parte de una idea del productor y guitarrista Xel Pereda, quien se preguntó un buen día por qué los asturianos no podían tirar del cancionero tradicional para componer pop-rock, como los anglosajones llevaban haciéndolo toda la vida con notable éxito. Un planteamiento por el que apostaba también su colega Vegas y que había practicado a cuentagotas en sus discos.

Ya tenían la idea, el estudio, las guitarras y los solistas. Para completar este 'dream team' a la asturiana, el productor reclutó al veterano teclista Chus Naves (Koniec); al batería Manu Molina (Koniec, Edwin Moses), y al bajista Luis Rodríguez (Alto Volto). Tres músicos polivalentes y responsables de esa atmósfera de ritmo y matices que planea por todo el álbum.

El disco consta de once temas resultantes de una preselección de casi 60 añadas, romances, villancicos y cantares de ciego. Ahora pretenden preparar alguna pieza más para los directos. Los temas fueron moldeados a las necesidades de una banda de rock, pero respetando la esencia tanto de la música como de la letra.

El disco incluye temas muy conocidos del cancionero tradicional, piezas habituales en el repertorio de infinidad de agrupaciones corales asturianas como 'Romance de la Pola', 'Moces a bailar', 'Como la flor' o 'Nel campu nacen flores', todas ellas con un Vegas en estado de ebullición. También recuperan otras cantares más recónditos, como la terrible historia de 'El sacaúntos de Allariz', tal vez el tema más impactante de este álbum tan lleno de sentimiento.

El disco arranca con la emocionante 'Moces a bailar' que alcanza el clímax cuando intervienen el Orfeón Gijonés y el Ochote Arbeyal. El final recuerda a aquellas épicas composiciones de Ennio Morricone para los filmes de Sergio Leone que ponen la piel de gallina, al igual que 'No hay tal andar' con el Coro de Voces de Cimadevilla. También participa el coro de niños de Lieres Xentiquina, que dirige Nacho Fonseca, en 'Nel campu nacen flores' y en la majestuosa 'El diciembre, mes glaciar', con música original de Pereda y donde los riffs más rockeros conviven con la calidez de las voces infantiles. Todo un acierto lo de introducir música coral. Xel canta como solista en 'Los fayeos de mayo' y en la añada de cierre 'Con tomillo y romero', quizás en lo que puede ser un entrenamiento para futuros proyectos en solitario.

Y Vegas vuelve a interpretar con lirismo el 'Romance de la Pola', que ya había grabado en 1997 en un tema oculto de un EP de Diariu. Otra canción presente es 'Como la flor', que el año pasado versioneron también con gran acierto el dúo Lafú & Rebeca.

Lucas 15 son un auténtico supergrupo, en el sentido estricto del término. Y hay que advertir de que casi todas las bandas de 'galácticos' fracasaron con estrépito por ejercer una egolatría rancia y acartonada. Estos nuevos evangelistas tienen la ventaja de que, pese a sus logros individuales incontestables, han sabido sacrificarse en beneficio de una obra colectiva en la que creyeron desde el principio y pusieron toda su alma. Conocen además los entresijos de un 'vestuario'.

La Trama Asturiana

Cuentan que iban a llamarse La Trama Asturiana, pero al final se decidieron por este capítulo bíblico que relata la famosa parábola del hijo pródigo. Y ya puestos a imaginar, podríamos adjudicar ese personaje a Vegas. Tras una temporada relanzando las carreras artísticas de Enrique Bunbury y Cristina Rosenvinge (la música hace también extraños compañeros de cama), el cantante regresa a casa, como aquel hijo díscolo del que nos habla San Lucas. Y da la sensación de que arropado por una banda compacta es donde el gijonés puede ofrecer lo mejor de sí mismo, o al menos llegar a un público más heterogéneo.

Lucas 15 reúne todas las papeletas para triunfar y las revistas de tendencias y festivales disponen de un 'hype' con el que vibrar esta temporada, tal vez hastiadas de elevar a los altares a tanto cantautor angloaburrido y neo-hippie de pastel.

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