«Los premios literarios se conceden a veces a obras mediocres»

La escritora asturiana María Luisa Prada presenta hoy, a las ocho de la tarde, en la sala de conferencias del Centro de Cultura Antiguo Instituto, su última novela 'Manarola', texto basado en un hecho real sobre la inteligencia, la belleza y la soledad, en la que se mezclan realidad y ficción, conformando una historia conmovedora y apasionante. El lector se enfrentará a un texto literario que traza caminos para el amor y el dolor, tal y como los entendemos en la vida cotidiana, con los tiempos y espacios bien medidos.

-¿Qué se esconde tras el seudónimo de Manarola?

-Manarola es un pueblo de Les Cinque Terre en la Liguria italiana, uno de los lugares más maravillosos de Italia. También es el nombre del seudónimo de una de las novelas que optan al premio Ornella Cattoni, un premio al que, como narro en el libro, llegan dos novelas iguales entre sí enviadas desde países distintos y casi iguales a la obra inacabada de la propia Ornella Cattoni, una mujer de 30 años, fallecida en accidente de tráfico en una autopista italiana veintidos años antes.

-En la novela hace una crítica a los premios literarios. ¿Tan mal está el sector?

-Cierto. En la novela hago una crítica sobre lo injusto de algunos premios literarios, que en ocasiones se conceden a obras mediocres por no poder declararlos desiertos, y en otras son varios trabajos los que podrían alzarse con el premio. Según los protagonistas de la novela, los premios deben concederse por una trayectoria profesional y nunca por una sola actuación, que en muchas casos no es todo lo clara que debería ser.

-¿Qué intenta transmitir a través de este libro?

-Intento acercar los grandes pilares en los que se fundamenta la vida, la familia, la amistad, el amor y añadiendo también el dolor para que todo se complemente. Y el derecho de cada ser humano a decidir lo que quiere hacer con su vida.

-¿Qué es lo más gratificante de su trabajo como escritora?

-El que alguien me pare por la calle y me diga que disfrutó leyendo alguna de mis novelas y que éstas le hicieron olvidar sus problemas mientras recorría con los protagonistas los lugares en los que transcurren.