El sueño de abreu
RAMÓN AVELLO
Jueves, 22 de mayo 2008, 04:39
SI se contabilizase la fuerza y la duración de los aplausos del público en el Auditorio Príncipe Felipe, de Oviedo, entre las ovaciones más prolongadas estaría la que recibió, a principios de este año Gustavo Dudamel, al frente de la Orquesta Sinfónica Juvenil "Simón Bolivar", tras la electrizante versión del "Mambo", de Bernstein. Más que palmas, aquello fue un estallido de emoción y entusiasmo. Detrás del talento de Dudamel, detrás de la calidad de los jóvenes instrumentistas, había un proyecto un Sistema con sólidos compromisos sociales y artísticos. La orquesta juvenil venezolana era precisamente el punto musical cimero de ese proyecto que lleva un nombre algo largo y rimbombante, Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela pero sus ideas y pretensiones son claras y diáfanas. Sencillamente consiste en establecer una corriente continua entre la acción social con la infancia y la juventud, y la excelencia artística.
José Antonio Abreu, nacido en Venezuela, en 1939, tuvo una buena formación musical, con maestros como Evencio Castellanos y Vicente Emilio Sojo, el padre de la música venezolana del siglo XX. Durante varios años, Abreu compaginó en sus 'mañanitas caraqueñas' una intensa actividad musical como compositor , pianista y director de orquesta, con la política -fue diputado y ministro de Cultura en su país-, la organización cultural y la docencia en las facultades de Economía y Derecho. La experiencia en la planificación cultural y la gestión económica la utilizará Abreu para formar, en 1975, el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles Infantiles y Preescolares de Venezuela. Más que proyecto, el Sistema es un complejo movimiento educativo y musical, firmemente enraizado en Venezuela y que se está extendiendo con fuerza en otros países de América. El fomento, la difusión y el disfrute de la música entre los jóvenes iberoamericanos, con la formación de cientos de orquestas, corales infantiles, grupos de cámara o talleres de instrumentos es un logro evidente del Sistema
Juan de Mairena, el apócrifo de Machado, subrayaba la vertiente humana del arte con el aforismo «a la ética por la estética». Una frase brillante que también se le puede dar la vuelta: a la estética desde la ética. A la integración social de todos los jóvenes, por la sensibilidad estética. A la calidad artística, desde la educación integral. Ese es el ideal de Abreu.