Borrar
REINA. En su carroza, a su paso por Uría. / REPRODUCCIÓN M. R.
En aquella tertulia del café Alvabusto
Oviedo

En aquella tertulia del café Alvabusto

Este mes se cumplen 60 años de la primera reunión de la junta directiva de la Sociedad Ovetense de Festejos, al año siguiente de que un grupo ideara su creación para relanzar las fiestas de San Mateo

SUSANA NEIRA

Domingo, 1 de junio 2008, 12:33

Setiembre de 1947. La capital aún dormía entre las ruinas de la guerra y el Ayuntamiento destinaba su dinero a la reconstrucción. Una tarde, un grupo de ovetenses se citó en la céntrica cafetería Alvabusto. Entre el humo de tabaco y el eco de la sociedad cansada de la penuria, discutieron sobre cómo resucitar las sombrías fiestas locales. En aquella tertulia estaban el copropietario del establecimiento, Modesto Vallina, y Rafael Mori y José Fernández Buelta, entre otros. Fue el germen de la Sociedad Ovetense de Festejos, entonces llamada Comisión Popular de Festejos.

«Siguió madurándose el proyecto durante varios días y Francisco Alonso, que se había unido enteramente a la idea, comenzó a mandar circulares a determinadas personalidades ovetenses, a fin de lograr una reunión en la que se asentasen los primeros cimientos de la sociedad en la perspectiva», relató años más tarde Mori. «La idea cundió muy bien entre los ovetenses», recuerda ahora Víctor Tresguerres, vinculado durante más de cuarenta años al colectivo, del que llegó a ser secretario general técnico.

El libro 'SOF. Medio siglo de tambor y gaita', escrito por Adolfo Casaprima al celebrarse el 50 aniversario de la sociedad, recoge al dedillo sus primeros pasos, con fotografías de su historia. También relata cómo el 31 de octubre quedó constituida la sociedad, con un claro propósito reflejado en su primer artículo: «Con el objeto de proporcionar al vecindario de la Ciudad de Oviedo unas fiestas de importancia, las fechas destinadas a la celebración de las ferias de La Ascensión, Festividad de San Salvador, patrono de la ciudad, y San Mateo». Finalmente, se centraría más en estas últimas fiestas.

En aquella reunión también se nombró como presidente efectivo al doctor Pedro Miñor y presidenta de honor, a la mujer del Jefe de Estado, Carmen Polo Franco, en aquellas fechas de viaje en Oviedo para inaugurar el Sanatorio de Antituberculosis (actual hospital Monte Naranco).

La junta directiva planeó su primer San Mateo, entonces llamadas 'fiestas de setiembre', el 23 de junio de 1948. Lo hizo en su nueva sede del número 70 de la calle Uría, donde pagaban de renta 450 pesetas al mes. El acta de aquel encuentro, resguardada hoy del paso del tiempo en el Archivo Municipal, deja buena constancia de los inicios. Tras una intensa campaña propagandística en emisoras y periódicos se inscribieron 3.902 socios, que pagaban 2 pesetas al mes y 831 de cuota anual. Representaban nada menos que al 10% de la población de Oviedo.

El primero boceto se presentó ambicioso. Se programó la elección de la Reina de las Fiestas y sus damas de honor, una «gran cabalgata integrada por carrozas de la industria y comercio, sociedades deportivas y de recreo», grupos folclóricos, reparto de bollo de chorizo y vino en el parque San Francisco, actividades deportivas y «sesión monstruo de fuegos artificiales». Para las corridas de la plaza de toros, muy deteriorada, la directiva se puso en contacto con el Ayuntamiento para su reparación.

El presupuesto inicial era de 500.000 pesetas, de las que el Consistorio aportó 75.000. Pero el sobrecoste fue desmesurado. «Terminados los festejos, era el momento de efectuar los balances. Y el resultado no fue nada halagüeño. La ciudad de las fiestas y la participación ciudadana, un sobresaliente. Pero los gastos se elevaron a 780.000 pesetas», figura en el trabajo de Casaprima. Las cifras disgustaron a Pedro Miñor, que decidió retirarse de la dirección tras catapultar la entidad.

De 1949 a hoy

Con la consigna de 'Chacho, hay que tirar p'alante' le cogió el testigo José Cuesta en 1949. Entonces la junta directiva (que colaboraba desinteresadamente, sin cobrar dietas) hacía aguas y el número de socios ya había descendido. Un problema añadido eran algunas asociaciones vecinales, que veían con recelo cómo esta sociedad absorbía parte del dinero municipal para fiestas.

A partir de ahí, la historia de la SOF se caracteriza por su municipalización, en 1956, y por las continuas subidas y bajadas. «Hubo épocas con 27.000 socios», como la etapa del que luego fuera alcalde Luis Riera, dice Tresguerres. «Aquello era un trampolín. Existía la idea de que los que pasaban por la presidencia eran candidatos a la Alcaldía». A su memoria vuelven otros aspectos destacados, como la creación de los primeros chiringuitos en 1983 o «la espantada de Miguel Ríos, que obligó a suspender las fiestas». Así fue creciendo y menguando aquella sociedad creada en la tertulia del café Alvabusto que hoy cuenta con 4.000 socios y que se financia en gran parte con dinero municipal.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio En aquella tertulia del café Alvabusto