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J. ESCUDERO
Domingo, 20 de julio 2008, 04:37
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Solemnidad y misticismo se volvieron a unir ayer en el monasterio de Santa María de Valdediós. Las piedras que durante más de ocho siglos han visto pasear entre sus paredes a miles de monjes cistercienses ponían la solemnidad. Por su parte, el misticismo se encontraba en los versos que Olvido García Valdés recitó ante las decenas de personas que asistieron a la lectura de poemas de la escritora asturiana en Valdediós. La poetisa nacida en Santianes de Pravia estuvo acompañada por el escritor y crítico Jordi Doce, que ejerció de maestro de ceremonias.
A partir de las ocho de la tarde, el cenobio cisterciense se envolvió de una aureola mística con los versos de García Valdés. Aprovechando «este lugar tan emblemático», la escritora asturiana estableció como hilo conductor de esta lectura «la construcción de los espacios en los poemas».
Para ilustrar la importancia de los lugares en el contexto y el ambiente de los poemas, Olvido García realizó durante el recital un recorrido por toda su obra lírica, entre los que destacan libros como 'Mimosa de febrero', 'De ojo al hueso', 'La poesía, ese cuerpo extraño' y 'Y todos estábamos vivos', por el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2007 que otorga el Ministerio de Cultura.
Mezcla de estilos
Los asistentes a la lectura de poemas pudieron disfrutar del peculiar estilo de la poetisa asturiana, en el que mezcla lo breve con lo extenso, la prosa con el verso y el ascetismo verbal con insólitas y sorprendentes transiciones, en las que el espacio cobra una gran importancia.
La directora del Instituto Cervantes de Toulouse (Francia) aprovechó la ocasión para alabar la celebración de estos actos culturales que organiza cada verano el Círculo Cultural de Valdediós en el monasterio cisterciense. «Es un espacio muy singular y me parece estupendo que se organicen este tipo de actos», aseguró satisfecha.
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