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Perdió la silla
Cultura

Perdió la silla

AZAHARA VILLACORTA ALEJANDROCARANTOÑA

Domingo, 20 de julio 2008, 04:43

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Quiero hacer un llamamiento a la población civil y militar en general. También a nuestra infanta Elena, que anda estos días por aquí pegando saltos con la misma cara de concentración que pongo yo cuando me hacen a traición las ingles brasileñas, que seguro que sabe algo o puede enterarse por su guardia real. Amigos lectores de este diario decano: si alguien por un casual conoce a ese funcionario que fue cambiando cien kilos de sustancias estupefacientes por polvos de talco en una Comisaría de Sevilla por un valor aproximado en el mercado de diez millones de euros, haga el favor dirigirse a esta sección y presentármelo.

Lo busco como quien huye de la biodiversidad y las medusas en Rodiles y con la única intención de hacer un análisis de la realidad. Porque, yo igual que La Milá, necesito saber. Uno: ¿qué delito cometieron esos cien kilos de droga mala malísima para estar años y paños encerrados en una Comisaría de Sevilla? Y sobre todo, dos: ¿con qué sistemas de seguridad de ultimísima tecnología cuentan los calabozos aquí en en el sur de Europa que no los tienen ni en el Perú?

Ando con ese runrún y ese comecome desde que anoche me dediqué a hacer Sociología en la Semana Negra. «¿Qué hago yo esta noche? ¿Enfilarme a mojitos en la Bodeguita hasta quedar varada sobre la arena como un vulgar rorcual o pulsar el estado regional?», me dije yo a mí misma. Y allí que me fui, dispuesta a convertirme en una socióloga de campo y playa. Pues bien, lectores decanos: puedo concluir que desde lo del Dioni no se habla de otra cosa en todo nuestro Principado.

Bueno, de eso y de balanzas fiscales, que es un tema que también estoy barajando estudiar en El Carmín y que creo que va de dar menos a quien tiene más. Aunque estoy casi segura de que lo del talco en Cataluña no pasaba.

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