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Imagen del concierto que protagonizó la banda inglesa en Avilés el verano pasado. / BEZNAR ARIAS
El sonido de la ciudad
AVILES

El sonido de la ciudad

El mundo del rock no consiste solamente en discos y en lo que se ve encima de un escenario. Para llegar allí hacen falta más eslabones en esa cadena

RAFA BALBUENA

Lunes, 21 de julio 2008, 11:23

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Son la cara oculta del mundo del espectáculo, aunque muchos de ellos compatibilicen su labor en la sombra con la de subirse a un escenario: managers, técnicos de sonido, vendedores de instrumentos, profesores y dueños de bares con música en directo. En Avilés, el show bussiness también tiene protagonistas, aunque sea a pequeña escala. Estos son:

En el estudio

Hasta el pasado mes de mayo, existían en la comarca tres estudios de grabación profesionales. Uno de ellos ha pasado a mejor (o peor) vida; en los otros, la cosa se mantiene. Sergio Rodríguez regenta Tutú Estudio, en Corvera, y asegura que pese a la crisis del mundillo «el trabajo que desempeño grabando grupos es muy satisfactorio, pues me permite dedicarme a lo que me gusta». Si se le pregunta sobre la invasión de los estudios caseros y si son competencia desleal, no lo duda: «el acabado sonoro de un estudio profesional no lo puedes igualar en una habitación, y en última instancia te beneficia; los grupos ya vienen con una maqueta que suena en condiciones».

Lo corrobora Miguel Herrero, de Estudio ACME, sito en Miranda, que además confirma que es un trabajo agradable, pero duro: «el estudio funciona, y bien, pero tienes que echarle horas, horas y más moral que el alcoyano, a lo que hay que sumar múltiples quebraderos de cabeza». Ante la duda de si compensa económicamente mantener este tipo de negocio, asegura que «a pesar de la crisis de la industria musical, esto sigue siendo rentable, aunque insisto que es necesario trabajar duro, no cerrarte a ningún estilo y ser flexible en todos los aspectos».

Herrero está terminando estos días el álbum de Delagua, y tiene previstas a corto plazo importantes grabaciones, como la del disco en solitario de Juan Luis, de El Sueño de Morfeo, o el nuevo trabajo de Manolo Peñayos, del grupo Nuberu, que están despidiéndose tras treinta años de andadura como grupo.

Mucho ruido

La labor de Béznar Arias, manager y empresario discográfico, necesita dosis elevadas de paciencia y un buen desembolso en facturas de teléfono. Arias es propietario del sello Norte Sur Records, y organiza el festival La Mar de Ruido, un evento de tres días en los que la música en directo toma el parque de El Muelle: «empiezo a preparar el festival en cuanto acaba la edición anterior, estableciendo contactos con todo tipo de grupos, aunque la cosa se empieza a perfilar en mayo.

Se trata de traer grupos de calidad, que tengan una trayectoria sólida en disco y mucha carretera a las espaldas». Este año, La Mar de Ruido contará con figuras de relumbrón como Elliott Murphy, Los Del Tonos, The Killer Barbies o Los Ministros, la última sensación musical de la región a raíz de su papel en la Televisión Autonómica.

Béznar analiza las posibilidades de hacer conciertos el resto del año y asegura que «los grupos tienen que trabajar duro, y ser versátiles: si en un local de conciertos hay problemas vecinales por los decibelios, hay que estar preparados para tocar en formato acústico, y hacer una gira entera así, si es necesario. Eso lo han hecho Burning y Amaral, entre otros muchos, y no es ninguna deshonra, sino todo lo contrario».

La música en directo ha traído y trae a la villa a artistas de reconocido prestigio alternativo. Baste recordar los conciertos de Chris Barron, Eleanor McEvoy o Pablo Moro, en el Don Floro, con Jorge Menéndez al frente del local. Encomiable labor que comparte con bares como El Búho o Le Garage, en Galiana y El Carbayedo, o La Caverna de la Bestia, en Rivero, aunque se enfrentan a múltiples problemas. No es raro que si una noche de viernes hay un 'bolo', lleguen las quejas de los vecinos, y si el concierto es de pago, se cierne la amenaza de no cubrir gastos.

Sea como sea, la razón de estas músicas es el concierto en vivo, así que merece la pena escucharlas de esa manera.

En la trastienda

No es una metáfora: Paco Berrocal pasa horas vendiendo y arreglando instrumentos en Berson, la única tienda de música de la ciudad, en la calle de Palacio Valdés. Su opinión al respecto del momento musical de la comarca no es todo lo halagüeño que cabría esperar, ya que «el tema está un poco moribundo, pero sigue vivo a un nivel muy de andar por casa. El de aquí es un entorno de músicos amateurs, aunque tampoco puedo quejarme. Eso sí, el momento actua no es comparable a la explosión de grupos que hubo en los 90».

Como casi todos los entrevistados en este artículo, Paco piensa que en esto del rock todo son ciclos, y que vendrán tiempos de profesionalización: «Ahora no hay una sola orquesta de verbena profesional en Avilés, y ni siquiera los grupos de más éxito pueden dedicarse en exclusiva a grabar y tocar». Con todo, Berrocal mantiene la ilusión que supone orientar y aconsejar a músicos que empiezan, para los que ofrece una gran variedad de instrumentos acústicos, eléctricos y electrónicos, así como todos los accesorios necesarios.

En suma, el espectáculo continúa y todos los elementos deben encajar a la perfección para llegar al público. Sin ellos no hay música, y sin música el mundo sería un sitio desolador. Avilés, también. Pero como decía el jefe de Astérix «eso no va a pasar mañana». Por suerte.

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