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Paulino Jordán muestra cómo quedó el avión en un recorte de prensa, en su casa de Madrid./ FOTO PRENSA
«En un minuto ves que todo se acaba»
TRAGEDIA EN MADRID

«En un minuto ves que todo se acaba»

El asturiano Paulino Jordán, superviviente de un accidente aéreo ocurrido en Granada en 1992, pasaba cerca de Barajas cuando se estrelló el vuelo JK 5502 de Spanair

COVADONGA MURIAS

Domingo, 24 de agosto 2008, 10:41

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El pasado miércoles, a eso de las cuatro de la tarde, Paulino Jordán viajaba en coche cerca de las pistas de aterrizaje de la T4 del aeropuerto de Barajas. Volvía a casa después de trabajar cuando vio a lo lejos la columna de humo negro del vuelo JK2250 de Spanair. «En cuanto vi donde estaba el avión lo pensé. Se mataron todos».

Este tinetense nacido en Gijón es de las pocas personas que puede contar haber sobrevivido a un accidente de avión. Y no sólo eso, sino haber salido del fuselaje por su propio pie mientras realiza un aterrizaje de emergencia para salvar el pellejo y seguir vivo para contarlo. Aún con 16 años de distancia entre su experiencia y la de los supervivientes del MD-82, Jordan recuerda lo que se siente cuando estás dentro de un avión a punto de estrellarse.

«Te da tiempo, en un minuto, a pensar que todo se acaba para ti», relató este empresario de 49 años que dedicó, los que creyó los últimos pensamientos de su vida, a su hija, aún muy pequeña aquel 30 de marzo de 1992. El DC-9 de Aviaco que hacía la ruta Madrid-Granada comenzó su vuelo aquella tarde de hace 16 años «mal».

«Salimos tarde, el avión venía con retraso y desde el principio sabíamos que algo no iba bien», recordó Jordán. Al 'Castillo de Butrón' le faltaba altura, volaba «sin fuerza» y «se movía mucho». Los continuos movimientos del aparato asustaron a su compañero de asiento, un periodista que venía de cubrir un partido de fútbol. En un momento, medio en serio medio en broma, Jordán asegura que se volvió hacía él y le dijo: «Agarra el carné (de identidad) que estoy no va nada bien».

Cuando el DC-9 de Aviaco comenzó a sobrevolar Granada, el «aparato» parecía «haber perdido el rumbo». Daba coletazos y subía y bajaba de forma brusca en el aire: como si nadie lo controlara. El avión comenzó las maniobras de aterrizaje «cayendo como una piedra», describió este gijonés. A partir de ahí, el caos.

Saltar del fuselaje

Ya sobre la pista, la máquina descendía cada vez más rápido. En un momento, se estabilizó y levantó el morro pero Paulino Jordán cree que 'algo, quizás el tren de aterrizaje, chocó contra el suelo. Como relató este asturiano, «cuando miré hacia detrás vi un agujero, el avión partido y la cola dando vueltas como una peonza por la pista». El avión se había partido por detrás de las alas y Jordán, uno de los que se tiró del aparato antes de que tomara definitivamente tierra. Según comentó, todos los que quedaron ilesos del accidente. Milagrosamente, los únicos que salieron del choque con heridas graves de entre los 90 pasajeros, fueron los que se viajaban en las filas por las que se separaron las dos partes del avión. Así como un pasajero que saltó antes de que la distancia fuera prudente y se partió el cuello, muriendo a los pocos días en el hospital.

Jordan, como muchos otros, esperaron a que el avión estuviera a unos dos metros de la pista para saltar. En el camino, «ayudé a una mujer que tenía al lado y en cuanto me levanté eché a correr». El aparato se detuvo unos 200 metros más adelante.

Llamar a casa

Una vez en tierra firme, Paulino Jordán sólo tenía una idea en su cabeza: su familia. Como una exhalación recorrió la distancia que le separaba del primero equipo de emergencia, pidió un móvil a la Guardia Civil y llamó a su mujer. «Le dije que el avión había sufrido un accidente pero que estaba bien y que la llamaría luego», recordó desde su casa en San Sebastián de los Reyes. Aún conserva la tarjeta de embarque de aquel vuelo AO 231 con destino Granada en el que embarcó por la puerta 24.

Jordán es práctico. «Si te toca te toca», dijo. Pero no puede evitar sentirse cerca de las víctimas del vuelo de Spanair. A la semana del accidente, Jordán tuvo que volver a volar, esta vez dirección Bilbao. «Te sobrepones porque tienes que hacerlo. La vida sigue y hay que seguir trabajando», concluyó.

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