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El delantero Frédéric Kanouté celebra uno de los dos goles que marcó ayer, ante la alegría de Chevantón y la desesperación de Jorge. / EFE
El Sporting llegó a soñar
LO MEJOR LO PEOR

El Sporting llegó a soñar

Mate Bilic encendió la ilusión gijonesa con sus goles, pero los errores defensivos la apagaron Los rojiblancos desperdicieron una renta de dos goles a su favor y acabaron encajando cuatro

MANUEL ROSETY

Domingo, 14 de septiembre 2008, 14:24

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El Sporting se permitió soñar. Los gijoneses dieron una imagen ofensiva en el Pizjuán, con la que se ilusionaron para poder ganar a un potente rival. Sin embargo, el ataque hispalense y la endeblez defensiva de los rojiblancos provocaron el despertar sevillano.

De entrada, Preciado puso la alineación con la que ensayó durante la semana, con las novedades de Colin, Maldonado, Carmelo y Bilic. En el equipo hispalense, Jiménez prescindió inicialmente de Luis Fabiano, para contar con Chevantón y Kanouté como pareja atacante, y reforzar el centro del campo con la presencia del argentino Fazio, junto a Maresca. También prescindió de Fernando Navarro, a quien dejó en el banquillo para dar entrada a Dragutinovic en el lateral.

El partido empezó con un control total del Sevilla, frente a un Sporting que presionó en todas las zonas del campo, lo que le creaba complicaciones a los hispalenses para poder montar su dispositivo ofensivo con un mínimo de comodidad, aunque los destellos de calidad se veían más en el conjunto de Nervión.

El primer aviso madrugó a los seis minutos, con un doble remate de Fazio y Diego Prieto, en el que Sergio Sánchez realizó dos extraordinarios rechaces. Todo esto se producía por pequeños detalles de falta de concentración en los rojiblancos, que tenían bastantes dificultades para llegar a la zona de Palop. En los compases iniciales, sólo un centro de Carmelo, con desvío de Maldonado, justificó que los gijoneses tenían ataque.

El partido entró en una dinámica con mando sevillista. Maresca y Fazio se adueñaron del centro del campo, con mucho empuje y aperturas a las bandas, en lo que contribuyó también la movilidad de Chevantón y las salidas de zona de Kanouté. Para los gijoneses, los principales problemas llegaban a balón parado, acciones en las que se defendía como podían.

El partido tuvo un cambio total en sólo dos minutos, al adelantarse el Sporting en el marcador. Una genial jugada de Diego Castro acabó con un disparo que tocó en Bilic y despistó a Palop. Dos minutos después, una extraordinaria internada de Carmelo acabó con pase a Bilic, que volvió a marcar. Aquello parecía un sueño. El equipo gijonés se adelantaba en el marcador ante un Sevilla sorprendido.

La reacción sevillana no se hizo esperar, aunque precisó la colaboración del Sporting. Sólo dos minutos después del segundo tanto de Bilic, un centro andaluz, sin aparente peligro, lo materializó Chevantón al aprovecharse de un despiste de Colin, que dejó pasar el balón.

El tanto hispalense dio alas a los locales, con un ataque desenfrenado. Los rojiblancos estaban asustados en defensa ante la avalancha del equipo local y las llegadas al área rojiblanca eran constantes, con participaciones de un espléndido Maresca y un incisivo Capel.

Otro regalo

A los 35 minutos llegó el empate en otra acción inocente. En un saque de banda, Sastre se despistó en el control del balón, lo que aprovechó Maresca para servir a Kanouté en el segundo poste. Los rojiblancos habían regalado la ventaja ante un rival demasiado contundente. La presión sevillana se traduciría en un tercer tanto, con un acertado disparo de Maresca desde el borde del área ajustado al poste izquierdo de la portería de Sergio. El delirio se apoderaba de las gradas de Nervión.

Pese a la desventaja y a haber regalado la diferencia, los rojiblancos no se amilanaron y brindaban, esporádicamente, algunas acciones de ataque. Al filo del descanso se produjo un derribo de Squillaci a Carmelo, tal vez innecesario, pero muy claro. El penalti, que no ofreció dudas, fue transformado por Mate Bilic. Con el empate llegó el descanso, en el que los rojiblancos mantenían el sueño.

En el descanso, Preciado retiró a Míchel para dar entrada a Iván en el centro del campo. En el conjunto local, Jiménez retiró a los amonestados Prieto y Drago, porque veía que iba a quedarse con uno menos. Recompuso el equipo con Fazio en el centro de la defensa y Romaric en el centro del campo.

El equipo hispalense salió más metido en el partido. El control en el centro era total, las aperturas a las bandas aumentaban el peligro y Kanouté siempre estaba en boca del gol. Jiménez intentó aumentar la efectividad con la presencia de Luis Fabiano. Y dos minutos después llegó el cuarto, aunque el brasileño no participó. Un lanzamiento lejano de Romaric sorprendió a Sergio Sánchez que no pudo detener el balón. El centrocampista local disparó libre de marcaje.

Con ventaja en el marcador, el Sevilla se mostraba más ambicioso y agresivo. Los rojiblancos se limitaban a defenderse y a buscar algún contraataque. Preciado buscó alternativas con la entrada de Barral y el desplazamiento de Carmelo a la izquierda, pero el problema seguía atrás, donde cada avance local se transformaba en una ocasión de gol.

Pese a ello, el Sporting pudo empatar en la fase final del encuentro. Palop desvió con apuros un lanzamiento cruzado de Maldonado. Y en el descuento volvió a lucirse en un remate de Matabuena. Fue lo único, porque los intentos de combinar en ataque eran infructuosos por falta de coordinación. El sacrificio de Bilic y Carmelo no encontraron premio Y Maldonado estaba demasiado desasistido en esta fase.

El Sporting se permitió soñar, pero la debilidad defensiva fue determinante para que un equipo de la calidad, agresividad y ambición del Sevilla pudiera ser frenado.

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