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Joel Feliu, durante los 'Encuentros Internacionales de Juventud' de Cabueñes. FOTO: E.C.D.
Adictos a la comunicación
gijón - encuentros de cabueñes

Adictos a la comunicación

El profesor Joel Feliu impartió esta mañana la primera de las actividades programadas dentro de los Encuentros Internacionales de la Juventud de Cabueñes. El ponente y su joven público abordaron lo que algunos definen como adicción, otros como problema y algunos como forma de comunicación: las TIC

MARTA ALONSO |

Lunes, 22 de septiembre 2008, 18:57

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¿A qué tenemos miedo? A internet. ¿Qué es internet? ¿Google, Ebay, los periódicos digitales, el sexo? La respuesta es tan amplia como la definición de lo que es una adicción y, concluir que lo primero, internet, conduce a lo segundo, una adicción, es un diagnóstico incorrecto que desecha muchas variantes para basarse en un único factor, el tiempo empleado delante de una pantalla.

Bajo el título TIC y Jóvenes: los usos sociales de las tecnologías de relación. Prejuicios frente a prácticas cotidianas el director del Departamento de Psicología social de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro del equipo de investigación JovenTIC, Joel Feliu, coordinaba esta mañana la primera actividad de los Encuentros Internacionales de la Juventud de Cabueñes que este año regresan al lugar donde nacieron hace 25 años. Hasta allí se habían dirigido también unos 15 interesados cuyas franja de edad se encontraba entre los 25 y los 40 años. La mayoría de ellos, confesaron, utilizaban el ordenador una media de 4 horas al día. Se trataba de una muestra social estupenda para que el profesor Feliu demostrase algunas de las conclusiones a las que habían llegado un grupo de investigadores analizando las prácticas de los jóvenes ante los móviles, los videojuegos, los ordenadores y, en definitiva, las Tecnologías de la Información y la Comunicación, las TIC.

Según Joel Feliu, todo depende del cristal desde el que se observen estas TIC y de si este cristal está limpio o lleno de prejuicios: No es lo mismo que te digan que tienes un problema que que te digan que eres un adicto, te colocan en un círculo diferente, dice el psicólogo. Según el experto, el problema es juzgar la labor que tienen estas tecnologías de la comunicación en la sociedad sin conocer lo que criticamos y con una visión negativa sobre las mismas.

El miedo a lo desconocido, como lo definió uno de los jóvenes allí presentes, es muy injusto con las TIC. En una sociedad en la que hay niños que matan a sus familiares imitando a los personajes preferidos de sus videojuegos, que deben seguir terapias de desintoxicación para desengancharse de su teléfono móvil o que pasa las horas muertas frente a la pantalla del ordenador, es necesario hacer una reflexión y analizar cuál es el papel de estas nuevas tecnologías. La conclusión a la que muchos llegan es que son estos sistemas de comunicación los que nos llevan a cometer determinados errores. Sin embargo, Feliu planteó un reto bien diferente a su público. Se trataba precisamente de acercarse a las TIC sin ningún prejuicio, una tarea bien difícil en la que, según el ponente, los medios de comunicación no ayudan mucho. La conclusión a la que se llegaría es que no todos los jóvenes que emplean las nuevas tecnologías son adictos ni pierden el tiempo.

La adicción, por definición, implica la presencia de una sustancia que genera una dependencia. Teniendo esto en cuenta, Feliu matizaba que la obsesión por internet, los videojuegos o los móviles, al igual que la que sienten muchos por el juego o por el sexo, no es una adición. En todo caso, puntualiza el profesor se trata de un trastorno de los impulsos y, por tanto, quien padezca este trastorno no es un adicto sino que tiene un problema. Aclarado este punto el paso siguiente es saber quién tiene un problema. Para ello, nada mejor como mirarnos a nosotros mismos y analizar nuestra relación con las tecnologías de la información y la comunicación. Si tenemos en cuenta la presencia de los ordenadores en los puestos de trabajo, la mayoría dedicamos una media de 8 horas delante del ordenador. A estas hay que sumar otras actividades para las que también recurrimos a la red: comparar, organizar viajes, comunicarnos con amigos y familia... Decir que esto es un problema sería lo mismo que decir que irse de vacaciones, hacer la compra, escuchar música o hacer amigos, es un problema.

La cosa cambia cuando, quien se pone delante de una pantalla, ya sea de televisión, de ordenador o de un teléfono móvil, tiene menos de 18 años. La preocupación de los adultos por que sus hijos no sepan diferenciar realidad de ficción, especialmente cuando esta ficción es violenta, o porque los niños se aíslen y vuelan dependientes, hace que se demonicen todas estas tecnologías. Esto, según el profesor, se debe a que otorgamos a las máquinas cualidades que no tienen. Es decir, que el problema no está en dichos instrumentos sino en cómo nos relacionamos con ellos. Los niños saben que perfectamente que un videojuego es una simulación, afirma Feliu cuando se refiere a la violencia en los videojuegos, una cuestión en boca de todos que él mismo, confiesa no es un tema sencillo. Tampoco resulta fácil distinguir entre dependencia y comunicación cuando un joven se pasa horas ante un móvil o a una consola, pero antes de definir como adicción esta actitud, Joel Feliu propone tener una visión más amplia de cómo ha cambiado la forma de divertirse de los chicos y comprender que no todos son casos de obsesión, sino de una nueva forma de comunicación que parte de esta sociedad no ha querido entender. En definitiva, entender que Internet no es un reflejo de esta sociedad, sino que la sociedad está teniendo lugar en Internet es, según Feliu, la mejor forma de acercarnos hoy a las TIC. Un punto de partida muy diferente, a partir del que se pueden llegar a conclusiones muy interesantes.

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