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Luis Morán trata de evitar la salida de Capdevila mientras Camacho reclama al árbitro un posible penalti cometido segundos antes . / BILBAO
El árbitro derrota al Sporting
LO MEJOR LO PEOR

El árbitro derrota al Sporting

El colegiado concede el gol de Rossi tras una clara mano de Godin y expulsa a Preciado por recriminarle la decisión

MANUEL ROSETY

Domingo, 28 de septiembre 2008, 11:35

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En sólo tres días, Preciado aplicó una metamorfosis en el juego del Sporting que tuvo un rendimiento sobresaliente. El técnico estudió la forma de hacer el fútbol que este equipo puede hacer para deleitar a su gente y, sobre todo, para luchar por la permanencia. Sin embargo, emergió una figura que no estaba en el guión. El colegiado antequerano Paradas Romero, con un arbitraje caprichoso, fue determinante para que el Villarreal se llevara un partido que su entrenador aún debe estar pensando cómo hubiera podido ganarlo si no llega a ser por la tremenda y determinante ayuda arbitral.

Preciado presentó una alineación con nueve cambios respecto a los que perdieron en Madrid el pasado miércoles. Pellegrini hizo menos variantes en el Villarreal, ante el compromiso del miércoles en la Champions y dejó en el banquillo a Gonzalo y Cazorla.

El 4-2-3-1 de Preciado tuvo enfrente el 4-4-2 de Pellegrini, pero el estilo rojiblanco se adaptó mejor a la partitura del encuentro. El equipo gijonés tuvo un arranque con mucha concentración en el juego, las líneas más juntas que en otras ocasiones y vigilancias estrechas, además de presionar y tener sentido de la anticipación, lo que sorprendió al Villarreal.

El conjunto visitante, con un buen toque, buscaba las bandas, para lo que contaba con las incorporaciones de los laterales, sobre todo las de Javi Venta. Los castellonenses eran más técnicos en el control del balón, pero no podían superar la presión gijonesa. Además, el equipo de Preciado imprimió un ritmo bastante fuerte, pese al arbitraje de Paradas, quien ya en la primera decisión se mostró muy estricto.

El Villarreal tardó veinte minutos en despertar, pero lo hizo tímidamente. Quizás el fantasma de las goleadas se dejó notar en el cielo rojiblanco, pero la firmeza de la defensa y el portero daba un aspecto de seguridad. Todo ello, sumado al fenomenal ambiente de presión de las gradas, lo acusaba el Villarreal.

El Sporting creía en sus posibilidades. Luis Morán creaba complicaciones a Capdevila y Diego Castro tenía una vigilancia estrecha de Javi Venta, aunque el desparpajo de los rojiblancos obligaba a que los pivotes levantinos prestaran su apoyo. Carmelo, entre líneas, también provocaba desequilibrios en la zaga visitante, donde Bilic fijaba a Fuentes en su parcela.

Balón al larguero

Pudo marcar el Sporting y lo mereció. Carmelo tuvo un par de ocasiones, pero le faltó agilizar el final de la jugada y Bilic cabeceaba al larguero ante un sorprendido Diego López. El Villarreal se limitaba a mantener su juego de mucho toque, pero sin llegada.

Pellegrini modificó el equipo con la entrada de Rossi por un inadvertido Nihat y recuperó a Cazorla en detrimento de Mati Fernández, que había estado desdibujado, con el asturiano intercambiando su posición entre la banda derecha y el centro del campo. Su presencia se dejó notar, por la movilidad que daba al balón, además de contar con una mayor colaboración de Senna, que dejó su posición muy retrasada.

El Villarreal pasó a controlar el partido y empezó a jugarse en el campo gijonés. Incluso hubo un remate de Llorente que desvió espectacularmente el debutante Cuéllar. Fue el único disparo con peligro del conjunto visitante antes del polémico gol, mientras que los rojiblancos pudieron marcar en un remate de Bilic, con el que se encontró Diego López, y en una exquisita acción de Carmelo. A los 66 minutos llegó la jugada polémica. En un saque de esquina, el balón llega al borde del área de la portería gijonesa, donde Godin se ayuda del brazo para amortiguar el balón, que sale a Rossi, quien marca al adelantarse a la defensa sportinguista.

La infracción del central del Villarreal fue diáfana, pero tanto el colegiado, que estaba bien situado, como el juez de línea, la obviaron pese a la protesta masiva de los rojiblancos, que lo único que consiguieron fue cargarse de amonestaciones y a Preciado le costó la expulsión. Fue un error con el que el antequerano Paradas se cargó el partido y puso la victoria en bandeja al Villarreal.

Prisas

El Sporting mantuvo el mismo ritmo, espoleado por el ambiente y la ambición de sumar su primer punto. Maldonado entró por un agotado Carmelo, que estuvo espléndido, y Barral se sumó luego al eje del ataque, al salir Diego Castro. Hubo llegada, pero con excesivas prisas. Un tiro de Diego Camacho, otro de Bilic, un golpe franco del croata... Pero sin puntería. El ataque rojiblanco, secundado por la fuerza de sus pivotes, era rápido y llegaba por las bandas, donde Luis Morán creaba muchas complicaciones. El encuentro era intenso, aunque algo alocado, pero el Villarreal no se atrevía a salir de su zona, ademas de caer en imprecisiones.

El partido tuvo un desarrollo tenso, con un árbitro excesivamente nervioso, con ánimo de protagonismo y excesivos gestos. Paradas Romero, quien hace dos años denunció en el acta insultos desde las gradas de El Molinón a personas de la cúpula arbitral, sin que hubiera sanción, parece que se ganó las simpatías para ascender fuera de los terrenos de juego. Anoche, un grave error suyo resultó determinante para decidir el partido.

Si una parte de la afición iba al campo con desconfianza por las últimas goleadas, la imagen del equipo fue muy diferente y erradicó tajantemente las lógicas dudas que había. El Sporting de ayer fue un equipo más compacto, con una defensa seria y expeditiva, aunque aún falta matizar algún detalle. El centro del campo hizo un trabajo sensacional, donde Matabuena fue un recuperador incansable y Diego Camacho impuso su fuerza y su ley. La delantera tuvo fases ilusionantes, con un sensacional Carmelo, un brillante Diego Castro y un espectacular Luis Morán, además de la eficiente labor de Bilic. Pudo con todo ante un Villarreal de Champions, pero faltaron fuerzas para poder también con Paradas.

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