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Ramón Garay fue salmista en la catedral. / LVA
Ramón Garay (1761-1823), músico y compositor avilesino
AVILES

Ramón Garay (1761-1823), músico y compositor avilesino

RAMÓN BARAGAÑO

Lunes, 8 de diciembre 2008, 03:53

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Hoy se reestrena, en el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza (Jaén), la ópera 'Compendio sucinto de la revolución española', compuesta en dos actos por el avilesino Ramón Garay y editada en Madrid en 1815. Esta representación tiene lugar en el marco de los actos conmemorativos del bicentenario de la Guerra de la Independencia, auspiciados por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), dependiente del Ministerio de Cultura. Esta obra, drama en música de la época napoleónica, estrenada en su día, no había vuelto a ser puesta en escena desde entonces. El próximo miércoles día 10 se estrenará en Asturias. El drama lírico de Garay llega al Auditorio Príncipe Felipe de la mano de la SECC, la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, la Ópera de Oviedo y el Ayuntamiento de la capital asturiana, y constituye todo un acontecimiento nada habitual para disfrutar de una obra del muy poco conocido compositor avilesino.

En la ópera 'Compendio sucinto de la revolución española', Garay cuenta la historia de un país «lleno de vicios y condenado por la divinidad a ser invadido, y hasta que no se arrepienta no recuperará a su rey deseado». La música correrá a cargo de La Grande Chapelle, dirigida por Albert Recasens, acompañada por el coro de cámara del Festival, y como protagonistas estarán Marina Rodríguez Cusí (en el papel de España), María Eugenia Boix (ángel), Juan Sancho (patriota) y Jonathan Brown (afrancesado). En Avilés, hace años, ya pudimos disfrutar, concretamente el 17 de enero de 1998, de una sinfonía de Garay (la número 5 de la edición crítica de Pedro Jiménez Cavallé, para orquesta con fagot obligado, escrita en do menor y compuesta en 1791), interpretada por la Orquesta de Cámara de Israel, dirigida por Samuel Fridmann.

Un notable músico

Poco se sabe de la vida de este todavía poco conocido personaje, que ni siquiera figura en obras de consulta imprescindible como 'Escritores y artistas asturianos. Índice biobibliográfico' (7 tomos), del también avilesino Constantino Suárez ('Españolito') o la 'Gran Enciclopedia Asturiana' (21 tomos), ni tampoco en las más reputadas grandes enciclopedias. Sin embargo, se trata de un sólido músico, autor de una obra muy interesante, que se está poco a poco recuperando en los últimos años. Las escasas noticias que conocemos de Garay se deben a las investigaciones de Raúl Arias del Valle, archivero de la Catedral ovetense, ya fallecido, posteriormente divulgadas y actualizadas por Justo Ureña, cronista oficial de Avilés.

Ramón Fernando de Garay Álvarez, que tal es su nombre completo, nació el 27 de enero de 1761 en Sabugo (Avilés), en cuya vieja iglesia de Santo Tomás de Cantorbery fue bautizado. Su padre era músico de profesión, y desde muy niño mostró cualidades para ese arte, en el que fue instruido por su progenitor. Ingresó como 'niño de coro' en el convento de la Merced, donde sin duda recibiría lecciones de solfeo y canto. A los 18 años de edad ingresó como salmista (el que canta los salmos y las horas canónicas) en la Catedral de Oviedo, con cuatro reales de salario. Tres años más tarde sufrió una dolencia de cierta gravedad, ya que, según consta en acta del archivo del Cabildo catedralicio de 30 de abril de 1782, «se le conceden dos meses de licencia para convalecencia en su pueblo». A partir de julio de 1783 se solicita al maestro organista Juan Andrés de Lombida que «dé algunas lecciones de órgano al salmista Ramón Garay, que está ya medianamente impuesto en este instrumento y le permita tocar en el segundo órgano para que se vaya adiestrando». También estudió con el maestro de capilla Joaquín Lázaro.

El 17 de febrero de 1785, cuando contaba tan sólo veinticuatro años, abandonó Oviedo para trasladarse a Madrid, donde continuará su instrucción musical. Una vez en la Corte, ingresó en la Capilla Real, en la que fue discípulo del prestigioso organista José Lidón. Al año siguiente Juan Andrés de Lombida, que ya había sido su profesor en Oviedo, es nombrado organista primero del madrileño convento de la Encarnación, uno de los centros de producción de música religiosa más notables de la época, y de él también recibió lecciones Garay.

En Jaén

Tras su período de formación en Madrid, Garay es elegido, no sin polémica, maestro de capilla de la Catedral de Jaén. En la oposición a dicho cargo, resultó vencedor el avilesino gracias al elogioso informe de su maestro José Lidón, pese a la opinión contraria de otros miembros del tribunal. El 22 de mayo de 1789 tomó posesión de su cargo, que, a partir de 1792, compatibilizó con el de rector del colegio de San Eufrasio. En Jaén residió Garay el resto de su vida (salvo contadas ausencias), ejerciendo su magisterio y componiendo música, hasta su fallecimiento, ocurrido allí el 8 de enero de 1823.

En 1789 se desplazó a Asturias para visitar a su padre, que por entonces era organista de la basílica de Covadonga. En 1814 regresó a su tierra natal para reponerse de una dolencia, y al año siguiente, cuando ya disfrutaba de un sólido prestigio como músico, fue invitado a Madrid para dirigir, por expreso deseo del monarca Fernando VII, la orquesta de la Capilla Real.

Entre la interesante producción de Garay, hay que diferenciar entre la numerosa música religiosa que compuso por motivos profesionales (misas, salmos, vísperas, motetes, laudas, responsorios de oficios...) que se conserva en los archivos de Jaén, Oviedo, monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid) y otros lugares, y las obras de temática no religiosa: diez sinfonías y una ópera (la ya citada al comienzo de este artículo). Gracias al trabajo del Instituto Complutense de Ciencias Musicales, cuatro de sus sinfonías (las número 5, 8, 9 y 10) han sido publicadas en edición crítica del profesor Pedro Jiménez Cavallé (Madrid, 1996). De estas sinfonías, con claras influencias de Haydn, dice el propio editor que son «de extraordinario mérito y calidad».

A Ramón Garay, notable músico y compositor avilesino casi por descubrir, le dedicó el Ayuntamiento de Avilés una calle en El Reblinco en 1985.

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