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Imagen de la calle de La Cámara, hacia el año 1910. / ARCHIVO NARDO VILLABOY
AVILES

Avilés en una guía turística de hace 95 años

PPLL

Lunes, 2 de marzo 2009, 03:55

Antonio Nava Valdés, un personaje muy curioso, nació en Gijón en fecha indeterminada, alrededor del año 1875. Sin más estudios que los primarios y después de haber desempeñado «las más arbitrarias ocupaciones» se trasladó a Madrid, donde se dedicó, gracias a su talento natural y a su audacia, al periodismo y a la literatura. De vida bohemia, él mismo se dedicaba a vender sus producciones literarias, principalmente durante sus estancias veraniegas en Asturias, donde, quizá por ese motivo, era conocido, según el escritor gijonés 'Pachín de Melás', como 'El Mosquitu'. Este mismo autor afirmaba que las obras literarias de Antonio Nava Valdés no eran de él, que sólo ponía el nombre. Los verdaderos autores de sus libros eran otros dos escritores, también bohemios y amigos del asturiano: Edmundo González Blanco y Antonio Rey Molina, este último más conocido por el seudónimo de 'Dorio de Gádex'.

Las obras publicadas por Nava Valdés, que en la página 'VivirAsturias' de internet (cuya fuente es la Consejería de Cultura del Principado) se afirma erróneamente que firmaba con el seudónimo de 'Mosquitu', son: 'Nueva senda' (Madrid, 1909), zarzuela en un acto estrenada en el Teatro de la Latina de Madrid; 'El cantor de las cumbres' (Madrid, 1910), novela poemática de costumbres asturianas con prólogo de Miguel Ramos Carrión; 'Centenario de Jovellanos: amores de un magistrado' (Madrid, 1911), drama del que el gran jovellanista Julio Somoza dice que «es un despropósito sin pies ni cabeza; inverosímil y absurdo»; y 'Turismo-Asturias. Guía para el turista' (Luarca, 1914), con un plano general de carreteras de la región, planos de Oviedo y Gijón y 140 grabados. De este obra se realizó una segunda edición (Madrid, 1915). Antonio Nava Valdés falleció en Madrid, joven aún, en junio de 1915.

'Turismo-Asturias'

Con este título firmó sorprendentemente Antonio Nava Valdés su última obra, cuando hasta entonces su producción era de tipo más plenamente creativo (una novela, una zarzuela y un drama). Esta guía para el turista, bien ilustrada y, tal como se acostumbraba ya en la época, con publicidad muy interesante de establecimientos comerciales e industriales asturianos, tuvo éxito, ya que mereció otra edición un año después.

La obra está ampliamente ilustrada con numerosas fotografías de Cámara, Electro Ft. y A. Ciarán Fto., en la segunda edición que es la que manejo para este artículo. Tras una breve introducción del viaje en tren desde Madrid a Asturias, con parada en la ciudad de León, se describen diversas rutas por Asturias, entre las cuales se incluye la comarca avilesina, que ocupa de la página 39 a la página 44 de la obra.

Comarca de Avilés

Desde Villabona, siguiendo el trazado del ferrocarril, Nava Valdés inicia su recorrido por esta comarca en Cancienes (Corvera): «Con bonitas casas veraniegas. En este pueblo está establecida la fábrica La Lechera de Cancienes, que expide las derivaciones de la leche para las principales capitales de España, como son sus exquisitas mantecas centrífuga fresca, salada, etc. Es el país, por excelencia, donde sus frescos y abundantes pastos hacen que se críe la más rica y pura leche de vacas, y ésta, pausterizada, concentrada y esterilizada, está llamando la atención en los mercados donde esta fábrica la envía; siendo también muy preferida su leche condensada-azucarada, que compite con ventaja con las principales marcas del extranjero. En Madrid tiene su depósito general en la calle Horno de la Mata , 16, teléfono 2.311». Es muy interesante y poco conocido este texto de Nava Valdés, que da a entender que esta industria láctea de Cancienes debió de ser pionera en el tratamiento moderno de la leche.

Continúa su descripción del viaje por Nubledo, la «romancesca capilla de la Consolación» y, a la derecha los campos de Trasona con las torres del solar de los Rodríguez de León. Tras bajar una pendiente, se llega a Villalegre, «que a su nombre une los encantos de su campiña, de sus airosos chalets y la hermosura de sus mujeres. Moran este delicioso rincón, hijos de este pueblo que descansan de las rudas faenas que sostienen en América, y a su iniciativa se debe el hermosos Casino, edificio esbelto y con nutrida Biblioteca».

Tras bordear la loma de Bustiello, se entra en Avilés, «juguetona y pintoresca villa sobre la ría de su nombre». Tras referirse el autor a los orígenes medievales de Avilés y al Fuero, dice: «La villa es muy agradable, las calles limpias, muchas con anchos y típicos soportales. Su hermosísimo parque y sus numerosas construcciones modernas, entre éstas su esbelta y severa iglesia, dan al pueblo un admirable conjunto.

Son notables los antiguos y bellos monumentos, como la iglesia de San Nicolás, donde está el sepulcro del célebre don Pedro Menéndez de Avilés, adelantado y conquistador de La Florida, por Felipe II; el ex convento de San Francisco y Santo Tomás de Sabugo, hermosas construcciones de los siglos XIII y XIV o tercer período romano-bizantino, con anuncios de la ojiva, como en la bella capilla de los Alas, al lado de San Nicolás. En la capilla de Galiana se venera el Cristo, al que profesan gran devoción los hijos de Avilés. Aunque más modernas y renovadas llaman la atención otras antiguas, como la bizantina de Valdecarzana o Baragaña, los palacios de Camposagrado, fastuoso y churrigueresco, los severos de Ferrera y Llano Ponte».

Resalta también la Asociación de Caridad, algunas industrias comercios, entre los que destacan las naves del importador Victoriano F. Balsera. A continuación sigue hasta San Juan de Nieva, «importante puerto con grandiosa dársena, siempre concurrida por vapores de gran tonelaje». Muy cerca se encuentra «la espaciosísima playa de Salinas, defendida por espeso y salutífero pinar de donde saltan a cada momento bonitas fincas de recreo. Es playa concurrida, y en ella danse cita todos los veranos, sociólogos, abogados y escritores ilustres. Desde aquí, vase a la importante fábrica de Arnao. También desde Avilés puede usarse para ir a Salinas el tranvía de vapor que, en verano, sale cada hora del parque de la villa de Pedro Menéndez».

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