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M. MORO
Sábado, 2 de mayo 2009, 19:22
La restauración de la Iglesiona se desarrolla en estos momentos a 50 metros de altura. Lonas y andamios impiden ver desde la calle una intervención que, aunque en principio no estaba prevista, ha incluido la limpieza y reparación de la imagen del Sagrado Corazón. Todo un símbolo de Gijón.
'El Santón' de la Iglesiona ha perdido la oxidada escalera de hierro que tenía en su espalda para acceder al pararrayos que la estatua tiene sobre su cabeza (a partir de ahora se utilizará siempre una grúa). Además del desmontaje de la escalera, Construcciones VIR, la empresa encargada de la rehabilitación de la fachada principal de la basílica, ha revisado una por una todas las grapas de hierro que unen las nueve piezas de mármol que conforman la monumental escultura.
Según explicó Agustín Cidón, gerente de VIR, «las piezas oxidadas se han tratado con productos especiales para neutralizar la corrosión denominados pasivizadores y las muy deterioradas se han sustituido por unas nuevas grapas de acero inoxidable». El tratamiento culmina a las 48 horas con el tapado de las grapas con morteros especiales de resina.
En cuanto a la limpieza de la sagrada figura, ésta se ha realizado sólo con agua y aire a presión. Esta no es la primera vez que el 'Santón' se ve inmerso en las obras de rehabilitación de la Iglesiona, que ya duran casi cuatro años. En 2006 operarios de la firma Geocisa le colocaron unos arneses para enganchar la estatua y evitar movimientos durante los trabajos de recimentación de la basílica.
La estatua del Sagrado Corazón de Jesús fue esculpida por Serafín Basterra con 25 metros cúbicos de mármol de Carrara. La imagen mide 7,75 metros de alto y pesa 32 toneladas. Corona la parte más elevada del emblemático templo gijonés desde el 4 de enero de 1920. Desde la calle de Jovellanos al extremo de la cabeza de la estatua hay 49,50 metros.
La imagen descansa sobre un pedestal rectangular formado por doce columnas, que contienen cuatro campanas de 5.000 kilogramos. Sobre este templete y campanario -20 toneladas más de peso- también se ha actuado, para recuperar las letras, aparentemente de bronce o latón, que rodean el pedestal del Sagrado Corazón, con la leyenda en latín «Christus vincit, regnat, imperat» (Cristo vence, reina y comanda).
La sagrada imagen fue retirada del templo al poco de estallar la Guerra Civil española, momento en que la Iglesiona fue despojada de todas sus esculturas exteriores. Seis imágenes de santos fueron destruidas durante la contienda, pero la efigie de Cristo fue conservada por los milicianos republicanos con la intención de aprovechar su mármol para hacer una estatua de Lenin. Y poco después de la finalización de la Guerra en Gijón, el 21 de octubre de 1937, la imagen de Jesús fue devuelta a su trono hasta nuestros días.
Al margen de la puesta a punto del conjunto escultórico del templo, la intervención en el resto de la fachada principal se centra en la limpieza de los sillares de piedra con agua a presión y arena de sílice. El procedimiento consiste fundamentalmente en la limpieza en seco de todas las juntas de las piedras y la eliminación de piezas rotas. Además se rellenan todas las juntas con morteros especiales de resina y fibra y se reconstruyen los elementos rotos en arcos y cornisas.
Cosido de las grietas
Respecto al tratamiento de las grietas exteriores, se ejecuta su cosido con varillas de acero inoxidable y resina. No será posible, sin embargo, devolver a su sitio los sillares movidos por la deficiente cimentación que ha tenido históricamente la basílica.
La intervención sobre la fachada de la calle de Jovellanos incluye también la limpieza de las vidrieras artísticas, la impermeabilización de las cornisas con láminas de plomo, la aplicación puntual de productos consolidantes sobre elementos de piedra muy degradados y el hidrofugado final de todo el frontal de piedra, la imagen del Sagrado Corazón y otros elementos pétreos con dos manos de impermeabilizante incoloro.
Todos estos trabajos tienen un presupuesto global de 160.000 euros y, según Agustín Cidón, podrían concluir en un plazo de dos meses. Eso es en cuanto al exterior del templo, pero en el interior las obras también avanzan según los plazos establecidos. Así lo aseguró ayer a EL COMERCIO el rector de la basílica gijonesa, Julián Herrojo, quien cuantificó en un 85% la parte ya ejecutada de la restauración pictórica, que cuenta con la Fundación Caja Madrid como mecenas. La intervención en las cúpulas está ya prácticamente finalizada y lo queda es restaurar la decoración de los casetones, todo el frente bajo de las paredes laterales. «Es mucho espacio sobre el que actuar, pero poco tiempo de ejecución», indicó Herrojo, quien explicó también que la retirada de los andamios interiores llevará por lo menos otros tres meses. Así las cosas, el rector de la Iglesiona se mostró optimista sobre la posibilidad de reabrir el templo al culto el próximo mes de septiembre.
La intención del Arzobispado de Oviedo es devolver su basílica a los gijoneses, tras cuatro años ininterrumpidos de obras, en una fecha en torno al 8 de septiembre, festividad de la Virgen de Covadonga, patrona de Asturias. Para la inauguración ya está comprometida por parte de Caja Madrid la contratación de una orquesta de cámara de renombre internacional.
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