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El artista explica sus obras al presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, que inauguró la exposición el viernes./ B. R. P.
Joyería de vanguardia
Occidente

Joyería de vanguardia

El artista valdesano Rinaldo Álvarez reivindica en Vegadeo una creación artística diferente con su exposición 'Belleza recuperada, galletas mojadas'

B. R. PARDO

Domingo, 14 de junio 2009, 04:39

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Aunque se dedica a diseñar y elaborar joyas, las creaciones de Rinaldo Álvarez van más allá de ser un mero complemento. En la exposición 'Belleza recuperada, galletas mojadas', que permanecerá en la Casa de Cultura de Vegadeo hasta el día 30, el artista valdesano muestra un universo artístico basado en detalles, recuerdos y sensaciones.

«La joya como arte me permite, en estos espacios mínimos, en su observación, recuperar el tempo para la lentitud y el reposo, para la exploración del detalle, para mirarse a uno mismo y conocer cosas que permanecen, quizás por pereza, sin desvelar», aseguró el artista.

En la inauguración de la muestra, Álvarez, con una dilatada y reconocida trayectoria en Europa, mostró su interés por «traer otras disciplinas de fuera, de Europa, donde se hace arte diferente al que sale de las escuelas de Bellas Artes». Así se lo explicó al presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, que recorrió la exposición con interés.

Eco del pasado

«Intento mostrar el eco de las cosas del pasado que nos pueden llegar», explicó el artista, que calificó su exposición de «sorprendente», lo que se demuestra en la sorpresa de los visitantes. «La disfrutan bastante porque les hace reaccionar, no es arte convencional», destacó el autor, que defiende la joyería como «la manera en que entiendo cómo me relaciono con el mundo». Sobre el proceso de creación, el artista afirmó que «me gusta crear las estructuras de metal que se aúnan con los elementos, las formas, las imágenes, para relacionarse entre sí de tal manera que el diálogo que surge entre ellos sea una conversación íntima sobre belleza recuperada».

«Pasamos indiferentes, deprisa, sobre la belleza y su discurso, menospreciándola, incluso cuando somos conscientes de su presencia, pasamos arrasándola como una estampida» explicó. Y por eso, por su búsqueda de esa belleza olvidada, «encuentro en estos universos mínimos un lugar para recuperar estos pedazos que vamos dejando esparcidos tras de nosotros, y construir o recomponer nuevos objetos que se transformen en atemporales talismanes de belleza interior».

Por eso, Álvarez destaca que no son obras para mirar y no tocar, ya que «su importancia se acrecienta cuando sabemos que, además de observarlos, podemos hacerlos formar parte de nosotros, llevarlos puestos, haciendo que su lenguaje, su mensaje íntimo, se enriquezca».

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