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ÁNGEL A. RODRÍGUEZ
Sábado, 20 de junio 2009, 15:10
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Una serie fotográfica sobre las luchas
de poder en la era del capitalismo.
Varios papeles con escenografías
inquietantes y dramas
cotidianos. Objetos de lujo, marcas
conocidas y perchas que nos
cuelgan en la realidad más inmediata
de este yuppie errante que
parece ser MK Kähne (Vilnius,
1963) conforman su exposición en
la galería Espacio Líquido, una
selección de trabajos realizados
en los últimos tres años.
El eje de Anarchy and Riot
(anarquía y disturbio) es la revisión
que el artista lituano ofrece
sobre diferentes aspectos del progreso.
La muestra, que pasó antes
por la galería madrileña Metta,
ha sido planteada con perspicacia,
y su montaje genera reflexiones
de causa-efecto sobre las
tensiones tecnológicas y sociales,
con varias disciplinas que se solapan
para denunciar, de un
modo muy gráfico, las nuevas formas
de violencia.
MK Kähne colabora con Espacio
Líquido desde 2003, cuando
presentó su primera individual
en la sala, que también le llevó a
Arco. Desde que fijó su residencia
en Berlín, a principios de los
años noventa, ha expuesto en distintos
espacios alemanes y en Tokio,
Nueva York y España, con
algunos proyectos destacables.
Fetichismo y sarcasmo parecen
llenar esta propuesta, que relaciona
las imágenes en distintos
soportes para implementar el
mensaje final. Así ocurre, por
ejemplo, con la fotografía sobre
caja de luz que ilustra un coche
ardiendo en blanco y negro, impresa
también sobre las camisetas
que cuelgan en las perchas.
A su vera, MK Kähne ha instalado
una curiosa combinación de
luces de neón, pinturas y cristales
acrílicos con citas diversas
(A kind of Hell, Fuck you...)
que lanzan alegorías sobre el
futuro de las revueltas urbanas.
El proletariado, protagonista
de algunas escenas de la historia
del arte, ha sido sustituido
por las clases acomodadas,
inspiradas en la juventud y las
modas, los ejecutivos con trajes
de marca y los devotos del
marketing que, en instantáneas
secuenciales, pelean entre
sí.
La lucha por las libertades
es la lucha por el control económico
y, por tanto, un sinsentido.
Cadenas en forma de ropas
de diseño y los vencedores
son, finalmente, el capitalismo
y el egocentrismo.
Las conocidas maletas de
MK Kähne configuran adulterados
engranajes para usuarios
despistados cuyo único estatus
es el desarraigo, la falta
de un hogar, la exclusividad
como arquetipo y el infierno
como privilegio. Ritmos urbanos
que ya habían reivindicado
los maestros del punk
(como los New York Dolls con
sus Personality Crisis) y MK
Kähne, con sus juegos visuales,
parodia muy bien en su
nueva exposición gijonesa.
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