«La Agencia Aeroespacial es una oportunidad que no hay que dejar escapar», dice Viseras
El investigador español del centro alemán trató de captar interesados entre medio centenar de estudiantes de la Escuela Politécnica
Eva Montes
Martes, 27 de enero 2015, 00:18
Estuvo hablando cerca de una hora en un Aula Magna semivacía, con la intención de convencer al medio centenar de alumnos que acudió a la convocatoria de la Escuela Politécnica de Ingeniería que trabajar en la Agencia Aeroespacial Alemana es «una oportunidad única que no hay que dejar escapar». Y Alberto Viseras, 'teleco' malagueño que se quedó a trabajar en el centro situado a 40 minutos de Munich, utilizó como herramienta el reto al que un ingeniero no se ha resistido jamás: ese «paso más allá» que abre horizontes y crea el progreso del hombre.
Y el joven ingeniero habló de drones y de robots como si fueran personas. De un mundo en el que el objetivo es que dos robots que comparten un mismo espacio lleno de obstáculos, se comuniquen entre ellos con la suficiente inteligencia como para comprender cuál de ellos se tiene que apartar para que no choquen. Puede ser un edificio que acaba de sufrir una catástrofe y en el que los robots se estorbarían. «Se trata de que se coordinen los dos por algoritmos, que le diga uno a otro ¿por qué no cambias tú tu ruta?», explicó con total naturalidad, aquel estudiante que hizo su doctorado y se quedó a trabajar en la Agencia Aeroespacial Alemana, «al lado de Pedro Duque, con muchos drones y muchos robots».
Ésa es sólo una de las líneas de investigación de la Agencia, uno de los momentos en que Alberto Viseras habló de sensores y algoritmos para proponer ir siempre «un poco más allá», la frase fetiche en cualquier escuela de ingeniería para que los estudiantes más avezados sientan curiosidad por cómo conseguir que un GPS funcione en estancias cerradas, «para que si alguien está en un comercio y quiere ir a otro, pueda saber por dónde sin tener que salir a la calle. Es un trabajo muy aplicable a la vida cotidiana». Y la prueba es que si bien al principio nadie preguntaba, según avanzaba la exposición del enviado de la Agencia Aeroespacial Alemana, la participación se iba incrementando.
El teléfono móvil como GPS
María Caamaño, ingeniera de Telecomunicación a falta del proyecto, acaba de llegar de allí de trabajar, precisamente, en ese proyecto de «posicionamiento en interiores en donde no funciona el GPS. El desafío es que con un solo sensor metido en el bolsillo, en un teléfono móvil, de hecho hemos hecho pruebas en teléfonos móviles que han salido bien, posicionar en interiores, porque un teléfono móvil, a fin de cuentas lo tiene todo el mundo».
Esta joven de 23 años de Piedras Blancas, decidida y peleona, que no había salido nunca de la protección materna, volvió de Munich con un aprendizaje que va mucho más allá de la cocina o del GPS, de la cercanía con Pedro Duque, con el programa Galileo o con el sistema de trabajo alemán. «Es una experiencia muy buena y el haber estado allí ya te abre puertas para quedarte a trabajar. Yo he vuelto para redactar el proyecto y presentarlo. Si en un tiempo encuentro algo por aquí, me quedo, desde luego, porque la calidad de vida de España no tiene nada que ver con la de Alemania, pero si no, vuelvo para allá», afirma, resuelta, entre risas cuando menciona la comida «que, con mucho, es lo peor».
En eso coincide con Diego Alberto, su compañero asturiano de andanzas por la Agencia, que trabajaba en un proyecto para evitar colisiones, solo que este otro joven ingeniero de Telecomunicación no tiene ningún interés en volver. «La experiencia es muy buena, te mueves en un ambiente distinto y en el ámbito de la investigación no es nada parecido a lo que hacemos aquí, no tiene nada que ver con el mundo empresarial ni con lo que vemos en la Universidad. Aprendes un montón, a buscarte la vida, ponerte tus propios objetivos y tu propia presión. Pero yo buscaré trabajo en Madrid».
El primer dato que miran los investigadores alemanes para seleccionar a los estudiantes que cobrarán 800 euros, de los que 400 se van en casa compartida, es el expediente, «pero no lo único. Trabajaros bien la carta de motivación, porque ya sucedió que un currículo mediocre acabó trabajando allí y acaparando premios internacionales», alentó Alberto Viseras, quien instó a los estudiantes a intentarlo. «Tú si quieres probar, prueba. Ya nos apañamos entre todos para para ver el modo de encajarlo».