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HENAR MARTÍNEZ
Miércoles, 19 de agosto 2015, 00:09
Un autobús de la línea 25, que cubre el trayecto Tremañes-Infanzón, permaneció el lunes por la tarde detenido varios minutos en la parada de la plaza del Instituto, popularmente conocida como el Parchís. ¿La razón? La discrepancia entre un conductor y una pareja sobre cómo llevar a un bebé en un autobús municipal. El episodio concluyó con el vehículo escoltado por una patrulla de Policía hasta la parada en que las mujeres y su hijo iban a bajarse y con una queja ante el departamento de atención al cliente de EMTUSA.
En su escrito, Cecilia Cerdeira cuenta que, en primer lugar, al intentar acceder al autobús con su bebé de cuatro meses, el conductor «solo abrió una de las puertas delanteras». Cuando ya se habían montado y pagado los billetes, les dijo «de muy malas maneras» que el pequeño -que llevaban en una mochila de porteo porque estaba llorando- tenía la obligación de ir sentado en la sillita. La pareja contestó entonces que el pequeño no se encontraba bien y que preferían ir sentadas con él en brazos en el asiento a contramarcha para ir seguras.
En ese momento, según consta en la queja, el conductor les explicó que, según la normativa, no se permite subir carritos a un autobús si el bebé no va dentro. Ellas le reiteraron el porqué de su decisión, pero el conductor les respondió que tenían que bajar del autobús si no sentaban al bebé.
Las dos mujeres pretendían dejar la silla en el espacio reservado para cochecitos y sillas de ruedas del autobús, que en ese momento no estaba ocupado por ningún otro usuario. Pero no fue posible. El conductor llamó a la Policía «según él para que constara que no estábamos cumpliendo la normativa, por si venía un inspector». Mientras llegaba una dotación policial, «se negó a abrir las puertas del autobús», por lo que ninguna de las cerca de veinte personas que iban en él pudo abandonarlo. En ese tiempo, para que el conductor depusiera su actitud, continuara la marcha y no perjudicar así al resto de pasajeros, la pareja optó por plegar la sillita. No sirvió de nada. A los diez minutos llegó la Policía Local, les preguntaron dónde se bajaban y escoltaron el autobús hasta su parada. Fue allí donde les informaron de que podían presentar una denuncia o bien una queja en EMTUSA, trámite que llevaron a cabo ayer. Cecilia Cerdeira añade que tanto los agentes como en la empresa municipal de transportes «fueron muy amables». No así el conductor, del que asegura recibieron un trato «vejatorio y humillante».
Desde EMTUSA les aseguraron que emitirán una circular para recordar a los conductores el reglamento y que no se vuelva a dar otro caso similar. «Es precisamente lo que queremos, que no se vuelva a repetir», asegura esta gijonesa residente en Barcelona y que está estos días de vacaciones en Gijón con su familia.
El reglamento de viajeros de la empresa se refiere a esta cuestión en el artículo 8. En él se explica que, si se opta por que el bebé permanezca en la silla, ésta debe ir sujeta con las fijaciones y sistemas de seguridad disponibles y en el espacio destinado a ello en el autobús. Es obligación del viajero custodiarla. La normativa también permite que el bebé se lleve en brazos. En ese caso, se recomienda realizar el viaje sentado en dirección contraria a la marcha del vehículo por seguridad. No se especifica en ningún punto que las sillas deban ir plegadas, pero se suele aconsejar para no ocupar el espacio habilitado para carricoches y sillas de ruedas.
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