28 heridas, tres de ellas mortales
La Policía Científica localizó dos huellas de Miguel Ángel D. L. en el palo de la fregona con la que intentó limpiar el piso de la víctima
OLAYA SUÁREZ
Jueves, 16 de junio 2016, 02:43
Andrés Valdés Bermejo fue encontrado muerto en su vivienda social de Nuevo Roces con 28 heridas de arma blanca en el tórax y la cabeza. Tres de ellas resultaron mortales. Las 25 restantes se produjeron una vez muerto, con un cuchillo de grandes dimensiones y un machete de cocina. Las dos médicas forenses que ayer declararon en el juicio con jurado popular que se celebra esta semana en la Sección Octava de la Audiencia Provincial aseguraron que tres de las heridas le provocaron un shock hemorrágico que le provocó el fallecimiento. «Tenía además dos pequeñas heridas de defensa en la mano derecha, que demuestran que intentó en un primer momento defenderse y agarrar el cuchillo», explicó una de las forenses.
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Fueron precisamente esas dos peritos las que también elaboraron el informe sobre Miguel Ángel D. L., considerado el autor material del crimen y para quien la fiscalía solicita 22 años de prisión por el delito de asesinato. «No presenta alteraciones mentales el acusado que le bloqueen la capacidad de razonar. Sabe lo que está bien y lo que está mal, pero es incapaz de detenerse y frenar los impulsos», testificaron.
Durante el examen médico al que fue sometido tras su detención -días después del violento episodio- presentaba heridas en la mano de las que dio varias versiones sobre su origen. «Primero dijo que se lo había hecho trabajando y después que había sido con el capó del coche», afirmaron las forenses.
El resto de peritos que declararon en la tercera sesión de la vista oral coincidieron en asegurar que tanto Miguel Ángel D. L., como el otro individuo acusado de un delito de encubrimiento -José Luis C. C.-, tienen adicción a la heroína. Fue precisamente ese el motivo que habría desencadenado el crimen, por una supuesta deuda que el presunto autor del crimen tenía con la víctima por una partida de droga que le habría encargado vender.
También comparecieron en la sala efectivos de la Brigada de Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía, quienes aseguraron que en el palo de una fregona que se utilizó para intentar limpiar el escenario del crimen encontraron dos huellas del individuo considerado autor del asesinato. Había intentado borrar los indicios.
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Desintoxicación de las drogas
Los acusados comenzaron a consumir sustancias estupefacientes en la adolescencia y han ido alternando periodos de tratamientos de desintoxicación con recaídas. Según apuntaron los especialistas, Miguel Ángel D. L. volvió al consumo diario de heroína dos años antes del crimen. También la víctima habría recaído después de un periodo en el centro penitenciario de Villabona.
Está previsto que hoy el juicio se reanude con la lectura de las conclusiones por parte del representante del ministerio fiscal, de la abogada de la acusación particular -ejercida por los padres y los tres hermanos del fallecido- y de los dos letrados de la defensa. El jurado podría comenzar hoy las deliberaciones sobre la culpabilidad de los dos acusados. Miguel Ángel D. L. admitió haber apuñalado al que fuera su camello, pero niega que quisiera acabar con su vida. Su supuesto cómplice niega que supiese que su amigo había matado al distribuidor de droga.
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