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Chicote salió a saludar a los curiosos que se acercaron.

De fartura con Chicote en Gijón

Cuarenta comensales degustan el menú de una sidrería de la ciudad durante el rodaje de uno de los capítulos de ‘Pesadilla en la cocina’ con el famoso chef de la tele

ELENA S. HERRERO

Miércoles, 24 de agosto 2016, 04:03

Por la mañana paseaba por el Muelle de Gijón con tranquilidad y sosiego. Hasta colgaba en sus redes sociales una foto del puerto, alabando su belleza. A la hora de comer, gritaba y chillaba en las cocinas del restaurante La Habana. Como ustedes leen, el conocido cocinero Chicote ha vuelto a Asturias -en 2014 ya dejó su sello en el Orbayu, una taberna corverana- para echarle un cable culinario a otro negocio. Unas cuarenta personas esperaban ayer impacientes en la plaza de la Ciudad de La Habana, en el barrio de Moreda, a que el equipo del popular chef de la tele les diera permiso para entrar a degustar el menú que el aclamado cocinero viene a mejorar. «Tengo miedo a lo que me pueda encontrar ahí dentro», se escuchaba entre los comensales que aguardaban al sol. Y es que ayer era el segundo día de grabación del programa 'Pesadilla en la cocina', por lo que se sabía que la perfección que se alcanza en la parte final del programa, con la salvadora actuación del chef, aún no se había alcanzado.

De Avilés, de Oviedo, de Pola de Lena, de Gijón... todos querían ver correr de un lado para otro la colorida chaquetilla de cocina diseñada por Agatha Ruiz de la Prada. La de ayer era de rayas rosas, verdes, azules, naranjas y blancas, se comenta. Algunos de los comensales, que fueron pasando al restaurante en torno a las 16.40 horas, entraban ya cabreados por la hora, pues «más que una comida parece una merienda-cena», decía uno de ellos amenazando también con irse del lugar. Al final, las ganas de saber qué ocurriría allí dentro pudieron con todos.

Aunque EL COMERCIO estuvo sentado a la mesa y participando del rodaje de este 'reality show', no puede contar nada que desvele el contenido del programa ni su resolución. Nada más allá de lo que no se supiese que iba a pasar antes de entrar. Habría gritos que se podrían oir desde el 'Elogio del Horizonte', prisas, nervios, enfados... Entre todo eso, los comensales probarían cada plato para que las cámaras captasen su aprobación o desaprobación, si la hubiera. Tampoco suele ser sencillo el trance para los camareros y los cocineros, cuando los platos entran y salen de la cocina cientos de veces. En ocasiones para ser servidos, y, en otras, para ser devueltos sin que los comensales hubiesen tocado ni siquera el perejil que los adornaba.

A eso de las 18.30 horas de la tarde, la comida se daba por finalizada y cada uno de los participantes abandonaba el local regalando una sonrisa de agradecimiento a los anfitriones del día. Todo lo que sucedió dentro solo Chicote, su equipo y los comensales que estuvieron lo saben. Los demás tendrán que esperar al día de emisión en la Sexta.

Pocos minutos después, el cocinero decidía dejar los fogones y salir a saludar a los comensales que le esperaban a la puerta para hacerse un 'selfie' con él. Fue ahí donde el carácter fuerte del personaje televisivo dio paso a la amabilidad y a la sonrisa del chef. Justo allí al lado, en la sidrería-marisquería Poniente, comió junto al resto del equipo, y fue todo amabilidad. «Chicote está a dieta y nos pidió un pescado a la plancha con verduritas», explicaban. El viernes, día en el que se reinaugura el restaurante La Habana tras la reforma, se irá de Asturias. Y habrá que ver si el cocinero cae o no en la tentación de disfrutar de un manjar asturiano un poco más calórico. Lo tendrá difícil.

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