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Mercazoco, en una de sus ediciones celebradas en el recinto ferial.
Los mercadillos asumen las nuevas condiciones de la Cámara de Comercio

Los mercadillos asumen las nuevas condiciones de la Cámara de Comercio

Raquel Baragaño, de Mercazoco, anuncia la creación de una unión de comerciantes alternativa a la actual, de la que dice que actúa como la Inquisición

ÓSCAR PANDIELLO

Miércoles, 7 de diciembre 2016, 06:58

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Respetar la legalidad, cumplir contratos y fomentar una actividad de interés para la ciudad. La postura de los mercadillos respecto al anuncio de la Cámara de Comercio para regular su presencia en el recinto ferial es clara: mientras se cumplan los principios firmados, no hay motivo para la preocupación. «Nosotros tenemos una relación excelente con la Cámara de Comercio. Ya hemos cerrado las fechas con ellos para 2017 y no tendremos ningún problema en celebrar más ediciones», asegura Raquel Baragaño, responsable de Mercazoco. El suyo ha sido uno de los bazares señalados por la Unión de Comerciantes como uno de los protagonistas de la competencia desleal existente sobre el pequeño negocio gijonés. «Es algo que no entendemos. Son una agrupación arcaica y que no nos representa. Actúan como la Inquisición y lo único que queremos es trabajar tranquilos», asegura.

Su mercadillo, según asegura, «ya ha pasado repetidamente los filtros» que la Cámara impone para instalar a los distintos expositores, por lo que no entienden la postura crítica de la Unión. «Vamos a formar una unión de comerciantes colaborativa a partir de 2017 para aportar unos servicios reales y útiles a los pequeños comerciantes descontentos con ellos», anunció. Asimismo, Baragaño quiso ir más allá explicando que la «decadencia comercial de Gijón nada tiene que ver con la proliferación de los mercadillos», sino que se complementan con su trabajo.Esta última idea es compartida por Beatriz Fernández, responsable del Mercado del Ferrocarril, que asegura que «los problemas del comercio local no vienen del mercadillo». Sin embargo, sí que asume que la oferta de este tipo de bazares está sobrecargando al ciudadano, quitando valor añadido a las propuestas que se repiten en varios puntos de la ciudad.

Un bazar con valor añadido

«Se está quemando la fórmula. Siempre somos los mismos y en los mismos sitios, por lo que después de hacer uno al mes tuvimos que bajar la cadencia», explica Fernández. Este estricto control que la Cámara de Comercio anuncia para 2017, por tanto, es acogida por Fernández como una medida «lógica y entendible», ya que si hay algún trabajador o expositor que no esté dado de alta no se puede trabajar de forma lícita. «Yo, que fui de las primeras en poner en marcha este tipo de eventos, me doy cuenta de que lo que hay que fomentar es el mercado con contenido específico», resume. Por otra parte, desde la Unión de Comerciantes se felicitan por la decisión adoptada desde la Cámara de Comercio. «Ya era hora. Es lo correcto para que los mercadillos dejen de funcionar como competencia desleal», explica David Argüelles, presidente de la organización. A su juicio, esta decisión incidirá en la mejora del pequeño negocio, que se ha visto sorprendido por la eclosión descontrolada de mercados. «El comercio urbano genera empleo y fomenta la correcta imagen de ciudad que todos queremos ver», concluye.

Otro de los promotores de este tipo de eventos es Marino González, a cargo de Metrópoli y Metrópoli Market. «Los bazares que podemos llegar a celebrar son enfocados dentro de una actividad cultural», asegura. Esta condición, la de un mercado ligado a un festival cultural, supone para González la fórmula perfecta de venta al público. «Si ofrecemos talleres y encuentros de cómics, venderlos en el propio pabellón entra dentro de la lógica», apunta. El 'boom', sin embargo, ha creado a su juicio una serie de eventos que no siempre han respetado las reglas del juego: «Si quieres vender, todo el mundo tiene que estar dado de alta, cae de cajón. No hacerlo atenta contra la competitividad respecto a los pequeños comercios y respecto a otros mercadillos», resume. «Mientras las reglas del juego estén delimitadas, no tiene que haber problemas».

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