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L. RAMOS
Jueves, 8 de diciembre 2016, 01:34
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«Vamos a levantar de nuevo nuestro querido campamento de Rodiezmo (León), pues no podemos pasar ni un verano más sin él». Así de rotundos se muestran los chavales que componen la Asociación Juvenil San Nicolás, ubicada en El Coto. Lo hacen parapetados tras los puestos que ellos mismos montan, recogen, atienden y nutren de productos con un único objetivo en mente: obtener fondos con los que hacer frente a los cerca de 13.000 euros que les costará volver a reconstruir las dañadas estructuras de lo que una vez fueron la cocina y el comedor del campamento al que acuden todos los veranos, desde hace casi treinta años.
La tragedia tuvo lugar en dos fases y en ella tuvieron algo que ver tanto la avaricia del ser humano como la fuerza de la naturaleza. Según relata el actual director del campamento, Christian Guisado, «todo empezó en septiembre de 2014, cuando alguien rompió la cerradura de las instalaciones y se llevó todos los electrodomésticos que había en la cocina». Cuando él y el resto de monitores descubrieron el robo, reconoce, se llevaron «un buen chasco», pero lejos de desanimarse decidieron buscar una empresa de cátering para poder celebrar el campamento del verano siguiente. «Imagínate cómo nos quedamos cuando en la primavera de 2015 nos acercamos hasta el lugar para ir preparando las instalaciones y nos encontramos con el techo de la cocina totalmente hundido y las paredes y el techo del comedor muy tocados por las fuertes nevadas del invierno. En semejante estado, era muy peligroso llevar a nadie allí, así que tuvimos que suspender el campamento», recuerda.
Para mantener a los chavales entretenidos durante el verano, en 2016 decidieron organizar un campamento urbano, pero no tuvo «ni de lejos», el mismo éxito que el de Rodiezmo. «Son quince días fuera de casa y durmiendo en tiendas de campana, no tiene nada que ver», explica Guisado. Así que, ni cortos ni perezosos, el pasado mes de septiembre campistas, monitores y familias se pusieron manos a la obra, decididos a recuperar sus instalaciones. «Los chavales elaboraron bonitas cajas de madera, atrapasueños, juegos de tres en raya artesanales y coronas de Navidad, entre otras cosas. Las familias, por su parte, ayudaron donando libros y otros artículos de segunda mano», explica el director del campamento. No falta en la ecuación, agrega, la mano del párroco de San Nicolás de Bari, Fernando Fueyo, quien «está ayudando en todo» y aprovechó su estrecha relación con la plantilla del Sporting -es el capellán del equipo- para conseguir un balón firmado por todos los jugadores para que lo rifen los chavales de la asociación.
El mercado, que ya pusieron en marcha ayer, permanecerá abierto hoy y mañana, de 11 a 20 horas, junto a la parroquia de El Coto.
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