La Calzada no pudo sumarse a la fiesta

La comparativa de imágenes habla por sí sola. En una, el confeti, los gaiteros y un sonriente Melchor definen una estampa festiva y alegre. Los vecinos, echados a la calle, disfrutaron independientemente de su edad de una tradición mantenida en el tiempo. La del pasado jueves, en cambio, muestra unas calles poco concurridas, con escaso tráfico y sin rastro de la fiesta propia de la cabalgata de Reyes. «La zona se quedó muerta, muy triste», relata Raquel Gutiérrez, una de las responsables de la Panadería Luis, que atiende desde hace más de 20 años en la avenida de Galicia. «Precisamente por nuestro asentamiento en el barrio hemos podido salvar las ventas de roscones. La gente se iba con los críos al centro y nos los dejaba reservados, así que la caída que habíamos previsto no fue para tanto», explica.

Sin embargo, esta repostera insta al barrio a recuperar la tradición perdida. «El año pasado había tanta gente en las calles que se taponaba la entrada del negocio. No se podía pasar por la cantidad de niños que había. Eso le da mucha vida al barrio», añade. Acto seguido, al término de la cabalgata, la gente entró a raudales a llevarse su roscón. «Es una cosa que, obviamente, no se ha vuelto a ver este año», asevera. Por tanto, de cara al futuro, la cabalgata debería subsistir de la mano de los comerciantes de la zona, e insiste en aportar anualmente una pequeña cantidad para afrontar sus costes. «No supone un desembolso tan importante», concluye.

Entre los vecinos del barrio la opinión es compartida. Lorenzo Vega, uno de ellos, asume que no es viable que «todos los barrios cuenten con cabalgata propia», aunque si atendemos a la tradición y el éxito de las anteriores ediciones en La Calzada, «no es descabellado pensar en seguir manteniéndola en el tiempo». La unión del movimiento vecinal y de los comercios de la zona, por tanto, parece clave para volver a retomar la iniciativa en 2018. «Compensa hacerla, pero lo que no puede pasar es que un pequeño grupo de personas lleve toda la carga de la organización. Hay que distribuir las cosas y hacer las gestiones con el tiempo adecuado», sintetiza.

Esta cabalgata local, que hunde sus raíces en 1985, estuvo gestionada durante estos años por Elena Cuende, una vecina del barrio que alegó motivos personales y falta de colaboración de vecinos y comerciantes como detonante para no volver a organizarla en su edición de 2017.