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CH. TUYA
Domingo, 5 de febrero 2017, 00:59
Se conoce de ella tan poco como mucho puede significar su legado. De María Luisa Trapote Trapote se sabe que murió antes de cumplir los diez años. Que todo ocurrió en los primeros años del siglo XX. Y que sus padres, Gilberto Trapote Legeren y María Luisa Trapote Junquera, nunca se repusieron. Tanto fue el dolor que en 1937 constituyeron la sociedad benéfica Pabellones para Niñas Fundación Trapote, de lo que dio fe el notario gijonés Antonio González Vigil.
Lo firmaron ambos progenitores los días 6 y 9 de septiembre. En aquel momento, Gilberto Trapote tenía 57 años. Era un médico muy conocido, del servicio Beneficencia Municipal de Gijón y con consulta en la calle Ruiz Gómez. Natural de Caldas de Reyes, fue uno de los fundadores del Centro Gallego de Gijón e impulsor de la línea ferroviaria Gijón-Ferrol.
Pero no sobrevivió mucho a la firma de la constitución de la fundación. Murió el 21 de septiembre de 1937. Su viuda le sobrevivió hasta 1971 y respetó siempre el acuerdo adquirido con su marido 34 años antes.
Desaparecidos ambos, en 1975 se reactivó la fundación, que tenía la presidencia delegada en la Alcaldía gijonesa y el resto de cargos repartidos entre el juez decano de Gijón y en el párroco de San Lorenzo, aunque no fue hasta 2004 cuando la entonces presidenta, la alcaldesa gijonesa Paz Fernández Felgueroso, modificó los estatutos, cambió la denominación, para dejarla en Fundación Trapote, y actualizó los fondos. De las 13.057.606,72 pesetas consignadas en 1798 se pasó 1.119.006,35 euros.
Un patrimonio basado en el edificio número 5 de la calle de Costanilla de la Fuente Vieja, esquina con la calle de los Moros, y en un piso en la calle de Cabrales. La gestión de sus alquileres engrosó la cuenta de la Fundación Trapote, así como la subasta de las joyas de la madre de María Luisa Trapote Trapote. Su sortija de oro y platino llegó a los 4.200 euros, dinero que se sumó a los miles de euros aportados por las inversiones financieras del matrimonio.
Ayuda para menores
Además del cambio de nombre, también se olvidó el deseo inicial de los Trapote, que hubiera 'pabellones' de atención a niñas colindantes con centros sanitarios. Se apostó por mantener a los menores como beneficiarios de las ayudas, pero dedicando las subvenciones a las asociaciones especializadas en discapacidad infantil. La Fundación Aspace fue una de las destinatarias de esos fondos. La alcaldesa Carmen Moriyón firmó un convenio con la entidad que tiene como objeto la atención a menores con parálisis cerebral en la residencia bautizada como Emilio Meneses. Recibieron 45.000 euros en 2012 y 35.000 euros anuales hasta 2015.
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