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Imiloa. Rubén Fernández, director de la marca, en el taller de patronaje y confecciónque abrió hace apenas un mes para trabajar codo con codo con su equipo de modistas y diseñadores.
Diseñadores fuera de patrones

Diseñadores fuera de patrones

El sector ha evolucionado en las últimas décadas de confección personalizada al 'prêt-à-porter' con el que ha logrado captar a una clientela global

GLORIA POMARADA

Domingo, 23 de abril 2017, 02:16

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La reina Letizia luce un bolso de piel negro de Reliquiae. Una mujer japonesa opta por una blusa de estampado floral de Mamatayoe. La actriz Blanca Suárez cuelga en las redes una foto con camisa 'casual' de Imiloa. Un 'runner' se enfunda una camiseta de Hoopoe con la bandera asturiana. Barbie posa con un vestido de inspiración asiática, firma de Virginia Abzueta. Todos usan creaciones diseñadas en Gijón.

En el último cuarto de siglo, la moda creada en la ciudad ha experimentado una profunda transformación. «Cuando empecé en Asturias, había muy poca gente que se dedicase a la confección personalizada, Josechu Santana y pocos más», recuerda Virginia Abzueta, diseñadora de origen venezolano que se ha convertido en uno de los máximos referentes a nivel nacional.

De la alta costura, el sector ha evolucionado hacia el 'prêt-à-porter', colecciones de prendas destinadas a un público amplio. Mamatayoe fue una de las primeras firmas locales que se lanzó a un diseño global. «Creamos prendas que se puedan vestir y con un precio razonable», explica Ignacio Galán, director general de la compañía.

La firma inició su andadura hace veinticinco años en una pequeña tienda de impresión de camisetas. «Poníamos la foto que traía el cliente en solo dos minutos, fuimos la primera tienda en España en hacerlo», rememora. Hoy, Mamatayoe tiene un valor de mercado de catorce millones de euros y está presente en treinta y dos países. El diseño, la logística y las ventas se siguen coordinando desde Gijón, mientras que la producción se deriva, desde hace quince años, a su fábrica del norte de Portugal. «Nunca quisimos llevar esto a países de Asia, buscamos la proximidad», cuenta Galán.

También en el norte del país vecino, zona con una potente industria textil, se fabrican las prendas de dos de las firmas más jóvenes de la ciudad. Rubén Fernández se embarcó en la aventura de la moda hace apenas un año de la mano de su propia marca, Imiloa. Con su primera colección de camisas vendió 500 piezas, la tercera alcanzó las 3.500 unidades y una facturación de 100.000 euros. «Este año espero vender 20.000 prendas», asegura.

La producción de Imiloa se localiza en la portuguesa Lustosa, pero la intención de su director es «volver a traerlo a Gijón, por la comodidad de trabajar en cercanía». Rubén Fernández dio el primer paso hace apenas un mes con la creación de un pequeño taller de patronaje y confección en su sede de Mediadvanced, en la que también desarrolla proyectos de marketing.

Tiago Lemos se aventuró en la moda hace un año, pero en una parcela muy específica. Con su marca Hoopoe Running ha sacado al mercado dos colecciones y un total de trece diseños de camisetas deportivas que huyen de las tendencias habituales .«Todo el mundo va de fosforito, nosotros queríamos ropa deportiva más moderna». Patrones de zorros, cámaras de fotos o la camiseta asturiana con la cruz de la victoria son los diseños que salen de su despacho de Cristasa.

A la estética, Lemos ha añadido la innovación. Las prendas se imprimen por sublimación, una técnica que permite incluir imágenes en toda la prenda sin perder transpirabilidad. «Además, cuando se lava no se desgasta el color», destaca el diseñador. El tejido 'DryClim' le llega de Barcelona y la fabricación culmina en el norte de Portugal, de donde Tiago es oriundo. Un ejemplo de su mantra «piensa local, actúa global» .

Ventas internacionales

Bajoese lema se mueven también muchos de los diseñadores gijoneses. «Firmas como Reliquiae venden en todo el mundo o nosotros mismos, desde el año pasado, tenemos puntos de venta en Miami y Bahamas», destaca Virginia Abzueta. Presente en veintidós países, la marca de bolsos de lujo Reliquiae explora ahora los mercados de Qatar y Dubai. Mamatayoe está presente en mil quinientos puntos de venta en toda Europa, Estados Unidos, Canadá o Japón, uno de sus mercados más fuertes. Con cincuenta puntos de venta en toda España, Imiloa prefiere esperar antes de explorar el mercado internacional. «Las marcas se construyen poco a poco», es la filosofía que rige el día a día de la firma. Hoopoe Running, por su parte, sueña con lucir sus camisetas en los grandes maratones de Nueva York, Boston o Londres. «Traducido a una firma de moda, sería como desfilar en una pasarela de París», explica Lemos.

Localizar el talento

El desarrollo del sector se asienta en el talento de los nuevos diseñadores. «La Escuela de Diseño es una cantera que está dando una vida diferente a la moda asturiana», señala Abzueta. Rubén Fernández es testigo directo de la apreciación de la diseñadora, ya que fue profesor en el grado de moda de ESNE durante cuatro años. De su experiencia académica se trajo a dos jóvenes fichajes que actualmente integran el equipo de siete personas de Imiloa.

«Percibimos mucha creatividad en Asturias, por eso hemos creado la beca Mamatayoe», relata Ignacio Galán. Desde enero Alba María, alumna de ESNE, trabaja en la compañía «para vivir el proceso creativo al completo, desde el diseño a la elección de telas, contacto con los clientes y presentación en salones de París, Italia o Florida», cuenta Galán.

Para los diseñadores locales, el hándicap sigue siendo la ausencia de una industria textil. «La moda puede generar muchos puestos de trabajo», destaca Rubén Fernández. «Es un sector estratégico con mucho futuro», respalda Héctor Jareño, director de Reliquiae. Y añade: «al contrario que en la industria pesada, el talento creativo no se puede deslocalizar».

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