Los embates de la mar en sus manos

El gijonés Rafael Rodríguez Valero, director general de la Marina Mercante, recibirá el martes una nueva distinción en reconocimiento al trabajo que desarrolla desde su departamento. En esta ocasión es la Guardia Civil la que le impondrá su Medalla de Plata por su colaboración en el desarrollo del Servicio Marítimo de la Benemérita. Con 68 años, dirige la marina mercante española desde 2012. Es el tercer gijonés en desempeñar ese cargo, después de que en 1986 fuera nombrado José Antonio Madiedo y en 1989, Rafael Lobeto Lobo. Parece que los gijoneses están llamados a tener importantes responsabilidades sobre el mundo de la mar, dado el reciente nombramiento del también gijonés Alberto López-Asenjo García como secretario general de Pesca.

Rodríguez Valero es un hombre curtido en la mar. Doctor en Marina Civil y licenciado en la especialidad de Máquinas Navales, además de máster en Derecho y Negocio Marítimo y Gestión Portuaria. Pronto dejó el domicilio familiar en el barrio de El Coto para estudiar fuera de Asturias y, una vez conseguido el título, su carrera profesional se dirigió a la navegación, con cinco años de trabajo como oficial de máquinas y otros cinco como jefe de máquinas, siempre en buques de la marina mercante.

Pero, además de la navegación siempre se mostró interesado por la gestión y la docencia, y las podría poner en práctica sobradamente. En el primero de esos campos, fue durante ocho años inspector de la prestigiosa Lloyd's Register of Shipping. El tiempo le llevó a desarrollar parte de su vida profesional en Sudamérica, especialmente en Chile, donde ejerció como inspector y gestor de empresas del sector pesquero, sobre todo atuneras.

Rafael Rodríguez Valero inició su trayectoria docente en la Escuela Superior de la Marina Civil de Barcelona y en 1999 comenzó a ejercer como profesor titular del área de Máquinas y Motores Térmicos de la universidad de La Coruña, llegando a ser director del Departamento de Energía y Propulsión Marina y miembro de la Junta de Gobierno y del Claustro de dicha universidad gallega.

Su bagaje profesional le llevó también a ser asesor de planes de mantenimiento de empresas navieras, comisario de averías, especialista en realización de ensayos no destructivos y calificación de radiografías. Es decir, se convertía en el candidato perfecto para dirigir la marina mercante española.

Una labor reconocida

Y así fue. Desde 2012 es el director general de un departamento estratégico para la economía del país, pero también preside la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima, con lo que tiene en sus manos la actividad de unos 2.500 profesionales del sector.

Ese intenso trabajo no ha pasado inadvertido a los hombres de la mar, que han decidido reconocérselo. Si ahora es la Guardia Civil la que el martes le entregará su Medalla de Plata, el 21 de octubre pasado fue la Armada la que le entregó la Cruz al Mérito Naval y el 18 de noviembre la Real Liga Naval Española le distinguió con el Ancla de Oro.

Tanto la marina mercante como la deportiva saben que están en buenas manos, las de un gijonés nacido en noviembre de 1948 curtido en prácticamente todos los campos de la mar: desde la experiencia de la navegación y lo que eso supone, hasta la más exigente gestión, pasando por la docencia y la investigación. Y a buen seguro que los reconocimientos seguirán llegando.

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