Borrar
Tres generaciones de la familia Fernández, Agustín, Olvido, Josefina e Isabel, brindan por las fiestas de La Calzada.
Comida familiar en el prau

Comida familiar en el prau

Mareo y La Calzada congregaron a más de 250 comensales y Tremañes y Viesques atrajeron a los niños con juegos tradicionales

GLORIA POMARADA

Lunes, 26 de junio 2017, 00:58

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los tradicionales almuerzos familiares del domingo se trasladaron ayer en La Calzada, Tremañes, Viesques y Mareo al prau de la fiesta. San Xuan llegaba a su fin y los vecinos de los barrios y parroquias que este fin de semana festejaban a su patrón decidieron celebrarlo en torno a la mesa. Tras la verbena de la noche anterior, la mañana arrancaba en La Calzada con una sesión de vermú. Entre copa y copa y al olor de la paella, los vecinos fueron abriendo el apetito. Trescientos cincuenta comensales degustaron su plato de arroz acompañados por sus familiares y amigos. «Si hubiéramos tenido más raciones, más que hubiésemos vendido», contaba la presidenta de la asociación vecinal, Teresa Prada. Algunos, como la familia Fernández reunieron a tres generaciones bajo la carpa instalada junto a El Arbeyal, acompañados, como marca la tradición, por una imponente tortilla.

«En San Xuan nunca se sabe por el tiempo, pero este año la gente se animó», destacaba Prada, que agradecía a policía su presencia durante los festejos. «Estuvieron por aquí todo el tiempo, da mucha sensación de seguridad».

En Tremañes, la jira campestre congregó manjares sobre las mesas, algunos de ellos dignos de concurso. Así lo hicieron los vecinos que participaron en la tradicional competición de tortillas y postres caseros con tartas de frutas, chocolate o las habituales fuentes de arroz con leche. Una vez concluida la sobremesa, pequeños y mayores pusieron en práctica sus dotes con los juegos tradicionales asturianos, entre los que no faltaron la rana, la llave, la cuerda y las lecheras. La jornada de confraternización vivió su traca final con un estruendo de voladores, que marca el periodo de espera hasta las fiestas del próximo año.

Mareo, por su parte, comenzaba el domingo con una exhibición de vehículos clásicos, que demostrarían a continuación el buen estado de sus motores en una carrera. Tras la misa, doscientas cincuenta personas degustaron una arrozada en el prau de la fiesta. En su caso, la sobremesa consistió en un concurso de tute y parchís para los adultos y actuaciones para los más pequeños. La parroquia fue la más trasnochadora de las que ayer estaban en fiesta, pues tuvo fuerzas para una última verbena amenizada por orquesta Cuarta Calle.

En Viesques la comida consistió en una corderada, recuperada tras dos décadas sin fiestas en el barrio. La explanada del parque Fluvial despidió sus renovados festejos al son del grupo Mina Longo y entre la algarabía de los juegos infantiles.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios