«Los animales vivían en un vacío que traía muchos problemas»

Me parece perfecto que lo regulen y lo deberían haber hecho antes. Los animales no son objetos, muchas veces la gente los utiliza para hacer daño o como moneda de cambio y eso tenía que acabarse». Esta reflexión de Soraya González respecto a la nueva ley de protección animal resume el sentir de la mayoría de aquellos que comparten casa con alguna mascota. González, que lleva nueve años acompañada por su perra 'Rasta', tiene claro que si por alguna razón se separase de su pareja, a la perra «no se le debería privar en ningún caso de ver a una persona con la que ha establecido un vínculo».

Con la entrada en vigor de esta nueva normativa las mascotas son ya, legalmente, uno más de la familia. Aunque es cierto que, en la práctica, esto ya funcionaba así en la mayoría de los hogares. Un buen ejemplo de ello es la familia de Sofía Corral cuya hija, Sofía Marinas, a sus 22 años, no recuerda un momento de su vida que no haya estado acompañada de su «hermano» Lucas. Lucas es un gato que lleva diecinueve años siendo un miembro más de su familia y un hijo más para sus padres. «Es un triunfo muy grande, para mí Lucas es mi hermano. Sabe cuándo llego, cuándo me voy a ir, cuándo estoy triste, me echa de menos... Creo que si actúa como una persona de cara a la ley no debe ser considerado diferente», expone Marinas.

Para Alba Dorado, propietaria de un cachorro de diez meses que responde al nombre de 'Balú', que los animales hayan pasado a ser considerados seres sintientes «era algo muy necesario». «Las mascotas estaban en un vacío que no se sabía muy bien lo que eran y eso traía muchos problemas», explica.

Dorado, que convive con su novio, tiene claro que en el caso de que la pareja se rompiese, 'Balú' pasaría tiempo con los dos a partes iguales aunque fuese por separado. «Es verdad que hay gente que llega a utilizar a las mascotas para hacer chantajes y causar daño al otro y no debe ser así, por eso me parece bien que lo regulen», añade.

Para Víctor Manuel Oliveira, la decisión de tratar a los animales como seres dotados de sensibilidad «es más una cuestión de madurez social que algo que debe imponer una ley». «Todo lo que sea regulación de derechos es perfecto, pero también debemos ser consecuentes con los deberes, como la higiene y el estado del perro», resuelve. Añade que, a su parecer, en este tema España llega con algo de retraso respecto a otros países. «Viajo mucho a Francia y puedo decir que en todo lo relacionado con los animales, infraestructuras, granjas y demás, allí están un paso por delante», sentencia.

Asimismo, en casos de separación, Oliveira considera que en circunstancias normales, «no debería haber problemas». «Cuando estas cosas suceden se sabe bien quién debe llevárselo y dónde va a estar mejor cuidada esa mascota», expone.

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