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Los anuncios de Maruxa y Almacenes Pelayo.
1945. HACE 75 AÑOS

Los anuncios de una época

En la posguerra, ELCOMERCIO salía solo con cuatro páginas, pero los reclamos publicitarios se hacían cada vez más hueco

Sábado, 28 de noviembre 2020, 12:59

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Los había ocultos, difuminados con la tipografía de las noticias de las que se diferenciaban apenas con un par de puntos de tamaño pequeño. «¡Empresario!», leemos en uno de aquellos anuncios escondidos, generalmente de publicidad asociada al régimen. «Con los 'grupos de empresa' lograremos separar al productor en sus horas libres del juego y las tabernas». En otros, en cambio, era protagonista el dibujo clásico de posguerra, limpio y de línea fina. «Afeita deliciosamente», se decía de la navaja de filo ancho 'Maruxa', de lujo y, entonces, con diéresis sobre la 'x'. Una curiosidad filolológica: se ponía, antaño, para extremar la pronunciación de la de la 'x' que suena a 'ks', como en 'éxodo' o, valga la redundancia, también 'extremar'.

Son solo algunos de los anuncios que poblaban un ejemplar de ELCOMERCIO como aquel que salió tal día como hoy de hace 75 años. Negocios locales como los almacenes Pelayo, en el 12 y el 14 de la calle Covadonga, traían a las páginas del diario decano artefactos de absoluta actualidad, tanto que iban con la realidad histórica del momento. «¡Oigan los receptores de posguerra!», se anunciaba. De la mundial, se supone, porque en Europa la guerra acababa de terminar.Así se promocionaba la radio 'Invicta' de 1946, con «sonido en relieve». También el elevador abdominal Hernisan, una suerte de «pequeño y blando cinturón (...) que suprime las anticuadas y engorrosas fajas con vejiga de aire», se vendía en Gijón, en el 87 de Cabrales, donde tenía su consultorio el doctor Lobeto Lobo.

Trastornos de la edad crítica

El depurativo Richelet, imprescindible en las páginas publicitarias de la época, prometía remedio urgente a los eccemas producidos por herpes, sarpullidos, psoriasis o forúnculis; a la congestión y a los problemas de artritis o a los que se asociaban «las mujeres abrumadas por los trastornos de la edad crítica»: aquella que provoca, ayer y hoy, «sofocos, vértigos, mareos y estados nerviosos».

La solución Pautauberge, apropiada para «tos, catarro y bronquitis» y hasta una coral gallega a setenta voces que prometía diversión a precios populares. Así era la publicidad de los años 40.Así éramos.

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