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Simplificar los trámites para facilitar y agilizar tanto la concesión de licencias como el pago de ayudas y apostar por un modelo de fiestas ... patronales más respetuosas con el entorno y el vecindario y, sobre todo, promovidas por los vecinos y no por empresas ajenas al lugar. Son algunas propuestas que ayer puso sobre la mesa el Ayuntamiento durante sendas reuniones con las federaciones vecinales de la zona urbana y rural, con la intención de aplicar algunas de ellas de manera inmediata y, sobre otras, abrir un proceso de diálogo de cara a las fiestas de 2025. «Prometimos una administración más ágil y sin el exceso de burocracia que venían padeciendo. Y hoy traemos un modelo que va a oxigenar considerablemente los trámites y hará más fácil la gestión a la hora de organizar fiestas», destacó el concejal de Urbanismo, Jesús Martínez Salvador, que lidera este proyecto y a quien acompañaron Gilberto Villoria (Infraestructuras), Rodrigo Pintueles (Medio Ambiente), Guzmán Pendás (Participación) y Óliver Suárez (Divertia).
Por un lado, el edil presentó un manual «mucho más sencillo» para solicitar los permisos, en el que cada fiesta irá marcando en un listado sus características y a partir de ahí se le informará de qué documentación concreta debe presentar. Por otro, anunció que solo se autorizarán como fiestas patronales las organizadas o avaladas por la asociación de vecinos o comisión de festejos del barrio. Un promotor privado solo podrá hacerlo «por encargo expreso de una asociación» y para cualquier otra celebración en suelo público precisará de un informe favorable de Festejos.
Las fiestas patronales quedarán exentas de los límites que marca la normativa sobre ruidos, siempre que no superen los 100 decibelios ni los tres días de duración. Y en el caso de nuevas solicitudes –las que hayan tenido licencia en años anteriores la mantendrán– la exención no se concederá si en el mismo barrio ya hay otra fiesta con ella. La hora límite para ofrecer música amplificada (orquestas o DJ) serán las cuatro de la madrugada en viernes, sábado y víspera de festivo y la medianoche si el día siguiente es laborable. Los establecimientos de hostelería del barrio o parroquia donde se celebre la fiesta podrán ampliar con esos mismos límites su hora de cierre.
En lo que respecta a las ayudas, Guzmán Pendás se comprometió también a agilizar las concesiones, que además se harán en un solo pago, «incluso antes de la celebración». Este año habrá 150.000 euros, frente a los 130.000 de 2023. Se fijará un máximo de 4.000 euros por entidad, aunque una misma asociación organice varias fiestas. En cuanto al respeto al entorno, se evitará «en la medida de lo posible» organizar fiestas en zonas verdes urbanas, con la idea de que «la fiesta se adapte al espacio y no el espacio a la fiesta». Y en todo caso, instalaciones como las atracciones deberán ir en los espacios pavimentados. Tras la celebración los organizadores dispondrán de 24 horas para limpiar el recinto, bien a través de Emulsa o de una empresa privada. Pasado ese tiempo, lo hará la propia Emulsa, repercutiendo después los costes a los organizadores.
El presidente de la FAV, Manuel Cañete, señaló tras la reunión que «quedan muchas cosas que hablar para que Gijón tenga fiestas, pero que no sea una fiesta. Y eso requiere un amplio consenso social en el que los intereses privados no estén por encima del bien público». Pidió abordar los problemas con el ocio nocturno y planteó «poner en valor las plazas de los barrios, con música pero controlando horarios y decibelios».
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