El Ayuntamiento de Gijón comprará La Isla por una cifra millonaria para ampliar el Jardín Botánico Atlántico
Recurrirá a fondos propios sin tocar el remanente y ya trabaja en un programa para abrirla al público y que tenga actividad el próximo verano
El gobierno local cerrará a lo largo de este mes la largamente esperada operación de compra de los terrenos de la finca de La Isla ... para sellar la ampliación del Jardín Botánico Atlántico. El acuerdo con los propietarios descendientes de Florencio Valdés lleva aparejado el desembolso de 1.870.000 euros que finalmente no saldrá del remanente de tesorería que, tras las últimas modificaciones presupuestarias aprobadas, ha quedado reducido a 6,2 millones.
Los responsables municipales aseguran que, a estas alturas del año, tienen capacidad económica y financiera suficiente para asumir con recursos propios esta importante adquisición, que será aprobada por la junta de gobierno en una de sus próximas reuniones semanales sin tener que rendir cuentas al Pleno.
Tres áreas del Ayuntamiento –la Concejalía de Cultura, el propio Jardín Botánico y Alcaldía– están ya implicadas y confluyendo para trabajar activamente en una programación que le dé contenido y actividad a este nuevo espacio verde que estará ya plenamente integrado y abierto al público en el verano de 2026.
Con la ampliación del Botánico que traerá consigo la anexión completa de la finca de La Isla el equipamiento municipal, según pone de relieve el equipo de gobierno gijonés, se convertirá en el museo verde de referencia no solo en España, sino también en Europa.
Fue un tataranieto del industrial Florencio Valdés, Jesús Oliva, quien a finales del pasado mandato, coincidiendo con los actos de celebración del XX aniversario del Jardín Botánico, le ofreció a la anterior alcaldesa, Ana González, unos terrenos que abarcan una superficie de 17.308 metros cuadrados e incluyen una centenaria casona de 1.739 metros cuadrados construidos.
El actual gobierno municipal tomó el testigo e inició las negociaciones con el propietario mientras trabajaba en planes concretos para darle uso a ese espacio, poniendo sobre la mesa la posibilidad de utilizar la finca como un gran escenario para actividades culturales, con programación estable a lo largo del verano, y dedicar la casa a usos hosteleros, así como a albergar el laboratorio, el herbario y el banco de germoplasma.
Rodeada por tres lados por el Jardín Botánico, el origen de La Isla se remonta al siglo XIX y está estrechamente ligado al industrial Florencio Valdés Menéndez, tatarabuelo de los actuales propietarios, que concibió el espacio como un jardín único que, además de lugar de recreo y esparcimiento para la familia y punto habitual de encuentro de la élite social y empresarial del Gijón de la época, siempre tuvo vocación de apertura a la gente. El propio Florencio Valdés fue promotor del primer tranvía a Somió, accionista de la plaza de toros y los Campos Elíseos y uno de los fundadores de EL COMERCIO.
Tanto la finca de La Isla como su edificación principal tienen protección integral. El edificio histórico incluye una capilla aún sin desacralizar en la que se dio misa para la parroquia de Cabueñes hasta 1998 y que los herederos se comprometieron con Carmen Valdés Patac a mantener como lugar de culto hasta el fallecimiento de ésta.
La casona de estilo indiano de Cefontes, inicialmente levantada por Florencio Valdés Menéndez en 1920, fue sometida a una importante reforma en los años 50 del siglo pasado.
Anécdota regia de las visitas
El libro de visitas que conserva la familia atesora firmas desde 1882, entre las que se encuentran las de insignes empresarios, intelectuales y aristócratas, desde Mateo Sagasta a Concepción Arenal, pasando por el príncipe de Gales Eduardo Alberto, quien, como anécdota, antes de convertirse en Eduardo VIII del Reino Unido dejó escrito con el mejor humor inglés si le venderían esa finca por mil libras esterlinas. Además de las rúbricas hay dibujos y acuarelas de varios artistas gijoneses de los que era mecenas Florencio Valdés, como Nemesio Lavilla o Martínez Abades.
En la parte de La Isla que va a pasar a manos del Ayuntamiento y que hasta la pandemia tuvo usos hosteleros, hay ejemplares de árboles centenarios, como un cedro y varios tejos. También es digno de mención el jardín francés que hay frente a la casa, que crearon en los años 50 del siglo pasado dos de los descendientes de Florencio, Félix Valdés y Andrés Oliva.
Los terrenos ajardinados, tanto los que ya forman parte del Botánico como los de titularidad privada que va a comprar ahora el Ayuntamiento, forman parte además del Inventario de Patrimonio Cultural.
90.682 visitas en lo que va de año
Por otra parte, el Jardín Botánico Atlántico lleva camino de superar su récord histórico anual de afluencia. De hecho, la previsión de sus responsables es que cierre 2025 superando ampliamente las 100.000 visitas. A fecha del pasado viernes había 90.682 accesos registrados y a ello hay que sumar que el jardín ya tuvo el mejor verano de asistencia de su historia. Desde la llegada del actual gobierno municipal se han centrado importantes esfuerzos para que este museo verde volviera a ser un lugar de visita periódica para los gijoneses y uno de los principales atractivos turísticos y científicos del Principado de Asturias.
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