Una bolera para el Museo
El Pueblo de Asturias estrenó instalaciones, con la promesa de seguir creciendo como piedra angular de su continuo desarrollo
Miércoles, 27 de julio 2022, 00:41
En pos de eso -del progreso- estrenaba también el Pueblo de Asturias calzadas y viales empedrados para cubrir los caminos, hasta entonces solo de tierra, dándose como resultado «una gran comodidad a los cientos de miles de visitantes que lo frecuentan». Así iba creciendo y enriqueciéndose el museo, en 1972 aún joven, y que contaba ya con la Cabaña del Monte, «trasladada desde Cangas de Narcea y amueblada con todo el ambiente de su origen», o con la mariñana, «uno de los más curiosos fenómenos de la vivienda rural en lo que el ganado pasa a ser eje físico de la casa por cuanto da calor y es la ocupación principal del padre».
No solo eso. Había también, y hay, un lagar de sidra, «exponente del origen de la evolución industrial asturiana»; un mazo hidráulico o ferrería, «hoy» -por hace medio siglo, así que imagínense- «en vías de total desaparición»; carros, colmenas, blasones y hasta la Casona de los Valdés o 'Casona de Tamborín', trasladada desde Candás. Fue un museo, el del Pueblo de Asturias, muy de su época, pero siempre reinventado y en contacto con el ámbito científico internacional. De Irlanda a la Argentina, los expertos que se acercaban en 1972 al Pueblo de Asturias daban cuenta de lo innovador del proyecto, Todo en defensa «de las tradiciones regionales», como se expresaba por entonces, y, recuérdenlo siempre, «sin nostalgias».