Cabueñes afronta la segunda ola de la pandemia con 110 respiradores, un 80% más que en marzo

Tras dejar atrás una primera ola de la covid-19 en la que consiguió superar lo peor de la pandemia sin llegar a la saturación, el Hospital Universitario de Cabueñes afronta la que Salud ha calificado como «incipiente» segunda ola mejor preparado de lo que estaba allá por marzo. «Asturias está ahora mismo en mejor situación que otras comunidades, pero esto es imprevisible. Por eso, estamos preparados para el peor de los escenarios, aunque no vaya a llegar», confía el gerente del Área Sanitaria V, Manuel Bayona.

Prácticamente, a la par que se daban los primeros pasos hacia la nueva normalidad, el gijonés dejó de ser hospital covid. El último paciente en planta recibió el alta el 18 de junio. Y la última persona contagiada que permanecía en la UCI, el pasado 26 de agosto. Estos meses de verano sin pacientes covid se ha tratado de recuperar la actividad quirúrgica que había sido aplazada desde marzo -con intervenciones por las tardes, de lunes a jueves- y se ha aprovechado para llevar a cabo una serie de obras de mejora y de adaptación de las infraestructuras hospitalarias para garantizar el doble circuito -pacientes covid y no covid- y la seguridad. Esta semana está previsto que concluyan los trabajos en la nueva sala de observaciones de Urgencias, que contará con quince camas y tres sillones, que se destinará a pacientes no covid. Las otras quince camas de la sala que ya existía, por contra, se reservarán a pacientes con coronavirus. Con esta obra se gana espacio para hospitalización en la planta 0, donde durante los meses pasados se dispuso de 28 camas para urgencias respiratorias.

En las urgencias pediátricas se han habilitado dos salas de espera diferenciadas y desde la de pacientes con clínica no respiratotira se tendrá acceso directo a la consulta, para evitar sí el contacto con casos sospechosos de covid.

En la Unidad de Cuidados Intensivos, Cabueñes seguirá contando con catorce camas para enfermos de covid. Y, en caso de necesidad, «se podría recurrir a las diez camas preparadas para pacientes graves en la zona de despertar», ubicada en la primera planta, y a las que se podrían incorporar respiradores.

Es en este aspecto, en el del número de respiradores con que cuenta ahora el hospital gijonés, donde se ha dado un salto importante, al haber incrementado el Servicio de Salud del Principado (Sespa) su número en un 80% con respecto a la primera fase de la pandemia. De 62 se ha pasado a 110 respiradores.

Otra de las transformaciones más importantes es la que se ha llevado a cabo en el laboratorio de microbiología y que permite a Cabueñes ser autosuficiente en la realización de pruebas PCR. Desde el inicio de la pandemia se ha reforzado con nuevos recursos materiales y humanos -se han incorporado ocho técnicos de laboratorio, un médico y un administrativo-, lo que ha permitido aumentar la capacidad de procesamiento de muestras. En estos momentos, se realizan una media de 500 pruebas PCR al día, «pero tenemos capacidad para hacer más de mil», anota Bayona.

Y de la misma forma en que las camas de las plantas 6, 7 y 8 par se fueron desocupando de pacientes covid la pasada primavera, podrían volver a ser ocupadas en caso de necesidad. Siempre, eso sí, separando los casos sospechosos de los confirmados.