Calaveras en Veranes
El hallazgo alrededor de la antigua basílica, tras las excavaciones iniciadas en los años 50, avivó la polémica sobre el estado del yacimiento
Que nuestro pasado, reciente o no, estaba lleno de valores por descubrir era una realidad. Pero ¿cómo profundizar en él? «Hace algunos años parecía como si Gijón hubiese sentido la inquieta llamada de la investigación», dice una columna de opinión publicada hace hoy medio siglo en EL COMERCIO. Al lado de la misma, una imagen de cráneos, coxales y huesos largos aparecidos los meses previos alrededor de la antigua basílica de Santa María de Veranes. Excavada por vez primera a mediados de la década de los 50, el estado del yacimiento ahora llamaba a polémica.
Habían aparecido, decía el escribiente, «tumbas y más tumbas. Esqueletos en perfecto estado de conservación a pesar del paso de centenares de años entre las losas, que fueron atesorados por la naturaleza hasta que llegó la zarpa del hombre del siglo veinte, tégulas deshechas por millares, restos con pinturas que desaparecen, y visitas en abundancia que se indignan viendo las calaveras cargadas en cajas de madera o tapadas con una mata de escayos». Este es el balance de las investigaciones en Santa María de Veranes.
Pero no había, en 1970, ninguna instalación «prevista para atesorar lo que se pudiere hallar». «La presente fotografía, obtenida por Encinas en Veranes», dice el texto, «es lo suficientemente elocuente como para demostrar que algo anda mal». «¿No hubiese sido procedente disponer de una escuela prefabricada para instalarla en Veranes y recluir allí los posibles hallazgos?».
La investigación habría de ir, según la columna, más allá de «un pico y una pala para tratar de localizar y valorar el pasado. Los tesoros» -aún presente esa idea decimonónica de la arqueología de las piezas grandes y hermosas- «están muy profundos y reservados a los más hábiles. 'Escargatando' no encontraremos jamás valores ancestrales. Lo único que conseguiremos con esta modalidad será poner al descubierto nuestra endeble organización cultural».
Afortunadamente, los 'tesoros' no tardarían en llegar, a pico y pala y con la tenacidad de los investigadores, a lo que en un futuro no tan lejano se descubriría como villa romana de Veranes.
