Cetrero por accidente
Un vecino de Cabueñes salvó con sus cuidados a un águila, el 'pájaro Aquilino', herida al chocar contra un cable de alta tensión
La aventura fue breve, pero intensa. Tan solo seis días tardó en curarse un águila ratonera de las heridas que le había producido el choque ... contra un cable de alta tensión, gracias a los cuidados de José Manuel San Juan. El 'pájaro Aquilino', como fue llamada cariñosamente el ave rapaz por su cuidador, fue puesta en libertad, totalmente recuperada, hace ahora 25 años: por una vez, la noticia era un final feliz. «La encontré entre unos matorrales del bosque el domingo pasado», dijo, a preguntas de EL COMERCIO, San Juan. «No podía moverse, y tenía la lengua sacada». Lo que en un primer momento se creyeron las resultas del tiro de un cazador se descubriría, con el tiempo, un choque accidental.
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«Este vecino de Cabueñes se preocupó por el águila y lo que podría ocurrirle y alertó al FAPAS , donde se interesaron por las heridas que presentaba el animal». Como no había disparo, «me dijeron que lo único que podían hacer con él era recogerlo y darle de comer y esperar a ver si se reponía. Como eso también podía hacerlo yo, decidí tenerlo en casa y cuidarlo». Así fue cómo el 'pájaro Aquilino' llegó a residente en el cuarto de baño de los San Juan. No fue fácil. Los primeros días el ave no presentaba señal de mejoría alguna; permanecía inmóvil y le era imposible tanto comer como beber. «Le dábamos bolas pequeñas de carne picada y, aunque no le veíamos pasarlas, tampoco las echaba».
Dos pechugas de pollo
Con el tiempo, la carne picada pasó a ser una pechuga de pollo cortada a tiras, más del gusto del animal, que los comenzó a comer por sí mismo. «Parece que la reacción fue la del agradecimiento por los cuidados, ya que (...) cuando lo cogía no me picaba, ni mostraba la intención de hacerlo. Me tenía que poner guantes porque tenía mucha fuerza al agarrarse a la mano», dijo José Manuel San Juan.
La recuperación plena del ave llegó cuando ya se comía dos pechugas de pollo al día. En ese momento, el 'pájaro Aquilino' recobró la libertad. Aupado por el brazo de su cuidador, «el águila tomó altura, planeó y se detuvo en un árbol». «A lo mejor vuelve por aquí al acordarse de las pechugas de pollo», comentaba, jocoso, su salvador. ¿Volvería alguna vez?
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