Una panadería en Gijón, fotografiada por Julio Peinado.
1897. Hace 125 años.

Chapatas heterodoxas

Una investigación del laboratorio químico municipal descubrió que de algunas tahonas gijonesas salía pan falto de peso

Viernes, 22 de julio 2022, 00:48

Si había algo a lo que todos los gijoneses de diferente clase y condición pudieran consumir, eso era el pan. Por eso preocupaba, hace ahora 125 años, que el director del laboratorio químico municipal, tras analizar varias muestras del básico alimento, encontrase que en muchas ocasiones este estaba por debajo del peso que, oficiosamente, se consideraba que debía pesar una ración. Porque aquí, en Gijón, no estaba unificado el peso del pan, como sí ocurría en Madrid, Barcelona y otras poblaciones como Bilbao, donde fueron los propios panaderos quienes se dirigieron al consistorio «para que acordase la unificación (...),: el Ayuntamiento, comprendiendo la conveniencia y hasta la necesidad» de la misma, había accedido.

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Aquí, en cambio, el municipio no solo no había fijado una exigencia a la que atenerse a la hora de hornear las piezas de pan, sino que caían sobre sí las sospechas de que lo que aseguraba el director del laboratorio no era del todo legítimo ni leal. «Creemos que el repeso del pan», afirmábamos desde EL COMERCIO, «debe hacerse con la mejor buena fe y de cierta manera, para que responda a lo que esta operación significa. Eso de repesar solamente un pan, de cualquier peso que sea, puede ser ocasionado a lamentables equivocaciones que perjudiquen el nombre de la panadería, aún de la más honrada» Porque no es lo mismo, ya se sabe, una barra de cuarto que otra de medio; un bollo que una chapata.

Por tanto, «el repeso hay que hacerlo con varios panes de una misma tahona, y de un mismo peso; porque puede ocurrir fácilmente que un pan esté algo falto de peso, y en cambio haya otro u otros panes que tengan algo de más. En una palabra, y para que todos lo comprendan: la falta de peso en un solo pan no debe hacer ley para imponer castigo ninguno, y menos desacreditar a ningún industrial. El repeso hay que hacerlo en ocho o diez panes de un mismo peso; y si entonces resulta comprobada la defraudación, no debe haber contemplaciones con nadie». Que no es lo mismo heterodoxo que defraudador, ni siquiera en los asuntos del pan.

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