Ciudad de altos vuelos
Ante un público expectante, llegaron a El Llano y a la playa los aeroplanos de Joaquín Cayón y de Celso Menéndez
Pero el más esperado, por ser paisano, era Celso Menéndez, quien mandara «un telefonema a nuestro alcalde, comunicándole que ayer, a las once y media, saldría de Bilbao, con el propósito de llegar aquí a las dos horas». A San Lorenzo, concretamente, por lo que las autoridades rogaron que el público no se congregase masivamente en la playa, para dar sitio para aterrizar al aparato. Lo hicieron por medio de los transparentes de EL COMERCIO, situándose el advertido respetable a lo largo de todo el muro de San Lorenzo... para acabar en chasco: Menéndez no apareció hasta casi media hora más tarde y aterrizó, en realidad, en las inmediaciones del Piles.
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Tanto daba. Escuchar el transcurso de la aventura de Menéndez en su travesía europea -a Bilbao había llegado desde Francia- compensaba retrasos y cambios de planes. Había sido «felicísima» «desde Bilbao aquí. No así el viaje de París a Bilbao, pues yo contaba hacerlo directamente, y no lo he conseguido. Fue a causa de una tormenta que me cogió en los aires. Me hizo aterrizar en Tours, donde permanecí hasta el día siguiente, en que continué a España. Estuve luego en San Sebastián, y de allí me fui a Bilbao». Una hora y 25 minutos le duró el viaje de allí a Gijón, poniendo el ralentí en Santander para arrojar «unas octavillas al pueblo montañés». Éxito total. Los felices años 20 lo fueron también los de la aviación y los héroes que surcaban los cielos.
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