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Los alumnos del colegio Rey Pelayo vuelven a sus aulas dos años depués del derrumbe. Foto: J. M. Pardo; vídeo: Aida G. Fresno

La vuelta de los alumnos al colegio Rey Pelayo de Gijón, una fiesta: «¡Olé, olé volvemos a nuestro cole!»

Entre confeti, pancartas y cánticos, los niños regresaron a las instalaciones dos años después. «Pensábamos que sería antes, pero lo importante es que ya estamos aquí», dicen los estudiantes

Jueves, 20 de febrero 2025, 11:03

Una fiesta en la que no faltaron confetis, pancartas y todo tipo de cánticos. Los alumnos del colegio Rey Pelayo de Gijón han vuelto este jueves a su centro escolar dos años después de que el derrumbe del suelo de un aula de infantil provocara el cierre de las instalaciones. Durante ese tiempo, los niños han estado divididos en varias escuelas que les cedieron el espacio. Pero ahora, vuelven a estar todos juntos.

Aunque la hora de entrada era a las nueve de la mañana, los padres y sus niños ya estaban en la puerta casi media hora antes. «Nunca había sentido esto al venir al colegio», señaló Jordan Jonathan Miñel, alumno de sexto. «Pensé que íbamos a regresar más pronto, pero lo importante es que por fin estamos aquí», añadió. Junto con él estaba Jhon William Gallego, que portaba un cartel que decía: «Olé, olé, volvemos a nuestro cole». Como alumno de último curso su mayor deseo era «acabar los estudios en el Rey Pelayo. Nos sentimos mejor en este colegio porque es el nuestro», recalcó. «Espero que sea un buen comienzo», deseó Alfredo González, otro de los escolares.

Un nuevo comienzo que comenzó con todos los alumnos y sus familias en el patio exterior del colegio. Allí los profesores tiraron un montón de confeti bajo el lema: «¡El Rey Pelayo nunca se rinde!». Una bienvenida que también les dieron los trabajadores del centro de salud Severo Ochoa que no dudaron en salir y silbarles desde las ventanas. Una vez inaugurado de nuevo el centro, tocaba volver a las aulas.

Aunque los que más ganas tenían de volver eran los niños, los padres no se quedaban atrás. Ana Chej, una de las madres, traía bolsas llenas de pasteles y dulces. «Estamos muy felices. Lo echábamos de menos. Yo tengo dos niños y uno estaba en El Llano y otro en La Escuelona. Fue duro porque estaban separados», explicó. «Estoy muy contenta con el grupo que hay aquí y ahora los niños van a esta más juntos y tranquilos».

Dos años en la vida de un niño «es una burrada», indicó Carla Gallego, miembro de la AMPA. «Para muchos es la mitad de su vida escolar», señaló. Algo de lo que «los coles que nos acogieron también fueron víctimas porque les invadimos espacios». Aunque a nivel burocrático y educativo «ha sido duro», afirmó Pilar Álvarez, directora del Rey Pelayo, hoy por fin pueden «volver a casa». Para ello, el claustro escolar hizo «un enorme esfuerzo viniendo todas las tardes a colocar y decorar» todas las aulas y pasillos para que estuvieran a punto para la vuelta.

El Rey Pelayo es un colegio «que mucha gente quiere», decía Pilar Álvarez. Le avalaban las nuevas siete matriculas que había para empezar en el centro escolar. Y es que si algo enseñan, además de materias, «es la humanidad y la familiaridad». Ahora, por fin, toca volver a la normalidad.

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