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IVÁN VILLAR
GIJÓN.
Lunes, 13 de abril 2020, 00:19
Martín Fernández tiene encargadas varias hamburguesas y cervezas. También algún desayuno. Pero no los servirá hasta que se levanten las restricciones del estado de alarma y pueda volver a abrir las puertas de su bar de Nuevo Roces. Será entonces cuando otros clientes puedan canjear además los bonos de diez y veinte euros que acaban de empezar a adquirir a través de internet para gastar en cualquier tipo de consumición.
El Viajeroh! es uno de los establecimientos que se ha adherido a la iniciativa 'Adopta un bar', que permite adelantar a través de internet el pago de futuras cuentas en locales de hostelería, como una vía para que estos negocios puedan tener algunos ingresos aún con sus puertas cerradas, al menos para disponer de liquidez. «No pretendo que me alcance para pagar el alquiler, pero también es importante que la gente vea que sigues haciendo cosas y que estarás ahí cuando pase todo esto», explica su dueño.
Como tantos empresarios del sector, se ha visto obligado a aplicar un ERTE a su plantilla -tres empleados-, vive en la incertidumbre de cuándo y cómo será la esperada 'desescalada' y cada vez que baja a revisar el local «se me cae el alma al suelo, viendo cómo hay género que tienes que empezar a tirar». Por eso ve muy positivas iniciativas como la del pago de consumiciones por adelantado, a la que anima a apuntarse a otros hosteleros. En la plataforma digital de 'Adopta un bar' los clientes eligen el establecimiento en el que quieren gastar y el tipo de consumición que quieren hace, que puede ser un menú o un producto concreto, o un bono por una cantidad determinada. La cuenta se abona a través de una pasarela de pago desde la que el dinero llega al hostelero, descontándole no obstante una comisión de gasto. Cuando se levante el estado de alarma, los cupones emitidos con cada consumición se podrán canjear en el local elegido.
La fórmula también ha atraído el interés de Enrique Valcarce, que regenta en la plaza del Marqués el bar 4.70. Fue uno de sus parroquianos quien le dio a conocer su existencia, y aunque aún está pendiente de completar el proceso de alta -«me registré y mi local ya aparece, pero no me quedó todavía claro cómo me hacen el ingreso»-, sí ve en ella una pequeña vía de escape ante lo que define como «una guerra, sin serlo». El 2 de mayo preveía organizar una gran fiesta por el vigésimo quinto aniversario del local, pero ahora duda incluso de cuándo podrá volver ver en su terraza clientes incluso extranjeros, como ocurría apenas dos días antes del decreto de alarma. Sí tiene claro que el día que se levanten las restricciones «Gijón va a arder».
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