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Los alumnos del sanatorio que en enero empezarán a trabajar como tutores y tutorizados. A. FLÓREZ
«Este curso nos han llegado alumnos que tienen muy asumidas las vejaciones»

«Este curso nos han llegado alumnos que tienen muy asumidas las vejaciones»

El Sanatorio Marítimo adapta el TEI a los niños con discapacidad intelectual con sesiones en las que «el acosador ve el daño que hace»

E. RODRÍGUEZ

GIJÓN.

Martes, 26 de diciembre 2017, 00:19

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«Estos días hemos visto cómo una alumna estaba escribiendo una carta a los Reyes. Pedía regalos para su familia y ella decía que echaba de menos a sus amigas de antes, pero preferiría que no la insultasen». Es un ejemplo de los casos de abuso que está observando el Sanatorio Marítimo en los alumnos que han entrado nuevos este año. «El curso pasado, cuando nos sumamos al TEI, no teníamos problemas de acoso en nuestro centro», donde estudian cuarenta niños y jóvenes de entre ocho y veintiún años con discapacidad intelectual, discapacidades asociadas y trastornos de conducta. «En cambio, sí detectamos que había quienes lo sufrían fuera del aula a través de las redes sociales», explica el director, Lluis Cueto. Por eso, «decidimos adaptar el TEI y realizar actividades de sensibilización, con grupos de diez alumnos, en las que aprendieran a identificar situaciones de abuso». Incluso ya se habían hecho las parejas de tutores y tutorizados.

Pero el nuevo curso les hizo replantear el plan. «Entraron diez críos y crías entre once y dieciséis años que vienen de sufrir acoso en la escuela. Tienen el abuso muy asumido y normalizado. Entienden que la gente guay es la que acosa y lleva la voz cantante y creen que son amigos de personas que las están insultando», añade Cueto. «Vimos que tenían necesidades diferentes y más urgentes», apunta Mensegal Villamayor, profesora y miembro del equipo de Orientación del colegio. «Por eso, propusimos reorientar el plan y pedir apoyo al equipo de Bellido».

En este tiempo han comprobado cómo niños que antes eran acosados en otros colegios, al cambiar de centro, «reproducen el papel del acosador». «Pese a los insultos, valoraban las pequeñas gratificaciones de sentirse acogido en un grupo y ahora, si se ven en la cima del poder de mando, los reproducen». Para cambiar todas estas pautas, el profesorado trabaja con víctimas y acosadores de forma individual, en pequeños grupos y con todo el alumnado. «El objetivo es sacar a la luz el acoso, que el alumnado explique cómo se sintió y en qué circunstancias, y enseñarles qué conductas son adecuadas y cuáles no», indica Cueto.

Porque, añade, «las chicas solo se sienten acosadas si les tocan determinadas partes íntimas, pero si las están molestando, no. Tienen tan asumido que eso forma parte de las relaciones personales... Y lo que procuramos que vean es que basta con decir no para que te tengan que hacer caso a la primera; que la respuesta final no puede ser el enfado».

«No sentirse solos»

Así, con la ayuda de vídeos y exponiendo sus emociones, «las víctimas no se sienten tan solas, ven que otros compañeros han pasado por lo mismo y que el acoso está mal». «Y el acosador -que no es consciente del dolor que está causando con insultos y pequeñas vejaciones por querer estar por encima del resto- empieza a ver que su forma de actuar tiene repecusiones, que hace daño, y ya se lo piensa». En este sentido, tanto Lluis como Mensegal sostienen que «el acosador también es víctima. Víctima de unas estrategias educativas inadecuadas, de la falta de preparación, de miedos... Y de la contradicción en la que vive a menudo entre la cultura que encuentra en la escuela y su entorno».

Tras la fase de sensibilización, tutores y tutorizados empezarán a trabajar en enero. El centro -que destaca la ayuda que supone que otros centros estén aplicando el TEI y poder compartir experiencias- quiere que sus alumnos también creen vídeos, relaten sus experiencias e interpreten diferentes roles. Tienen que pedir los permisos oportunos, pero creen «importante que expresen lo que sintieron y poder ayudar a los demás».

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