Desahucio en suspenso
Cinco familias evitan el desalojo en La Camocha gracias a Emulsa, que no colaboró, y al apoyo del vecindario frente a los antidisturbios
No era la primera vez que la problemática se daba en Gijón, pero esta vez no intermediaría el Ayuntamiento. En junio, el alcalde intervino para evitar un primer amago de desahucio en La Camocha, pero ahora Areces aseguraba «no poder apoyar la ocupación». «Quien no obtenga los méritos suficientes para acceder a una vivienda, debe abandonar inmediatamente la que actualmente habita de forma ilegal», aseguraba a ELCOMERCIOen vísperas de un desalojo que no llegó a ser.
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Fueron más de un centenar de vecinos los que se plantaron a las nueve de la mañana de hace ahora treinta años para impedir «penetrar en las viviendas de los inquilinos desahuciados a los funcionarios que llevaban la orden de desalojo». «Todo estaba dispuesto para que la Guardia Civil, provista con uniformes de campaña, fusiles, porras y botes de humo penetrara en los inmuebles para cumplir la orden judicial, solicitada por el Gobierno del Principado», informó Bernaldo de Quirós en nuestras páginas. De las familias afectas se aseguraba, en los corrillos de La Camocha, que «no tenían a dónde ir», y que, «cuando entraron en su actual domicilio, lo hicieron porque la puerta estaba abierta o porque el anterior inquilino les había dado la llave», no «con el método de pegar una patada en la puerta», como había asegurado Areces el día anterior.
El barrio rompió en aplausos
Los vecinos afectados permanecían a la espera de la concesión de una vivienda social. Las ocupadas «no reúnen las condiciones exigibles de salubridad». Accedían a irse «siempre y cuando se les ofrezca una alternativa o un lugar para poder vivir con sus familias. También señalaron que no tienen inconveniente en pagar una renta por la vivienda que ocupan, pero que no se marcharán si no hay una solución razonable». Aquel día la tensión creció en La Camocha. «A punto estuvo de producirse una tragedia, dado el acaloramiento» de algunos vecinos que exigían expulsar a los guardias civiles del barrio. A punto de efectuarse el desalojo, los trabajadores de Emulsase negaron a recoger los muebles de los desalojados. El barrio rompió en aplausos: no habría desahucio. Al menos, por el momento.
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