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«No hay duda de que el niño fue zarandeado poco antes de presentar los síntomas»

«No hay duda de que el niño fue zarandeado poco antes de presentar los síntomas»

Los médicos del Sespa rebaten la versión del acusado de matar al hijo de su novia. «Nunca lo traté mal, lo cuidaba siempre», dijo

OLAYA SUÁREZ

GIJÓN.

Viernes, 27 de enero 2023, 01:22

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Fue un cruce de acusaciones entre ambas familias con una única cuestión clara: un niño de 23 meses fallecido por un grave daño neurológico, causado, según los cinco médicos del HUCA que ayer declararon en el juicio «por un zarandeo ocasionado poco antes de que perdiese el conocimiento». Raúl V. B., el hombre juzgado ayer en el Penal 1 por haber zarandeado al hijo de su novia hasta provocarle la muerte, negó los cargos que pesan sobre él y señaló al padre y la abuela paterna como responsables de las lesiones que provocaron el fatal desenlace. «Mi pareja llegó a sospechar que el niño era víctima de malos tratos por parte de la familia paterna y así se lo dijo a una médica del Hospital Covadonga antes de morir», dijo.

Sobre el 3 de junio de 2021, el día en el que el pequeño fue ingresado en el HUCA en estado ya de suma gravedad, explicó: «Esa mañana llevé a mi novia al trabajo en el coche y con el crío, que estaba bien, volví con él a casa, le quité los playeros y la chaqueta, le di un biberón y galletas y lo eché a dormir en su cama, a las 2 horas lloró, fui, le cambié el pañal y le di otro biberón y se quedó otra vez dormido, luego ya fue cuando llegaron los abuelos y vimos que estaba mal...». A ese respecto, relató: «Estaba en el salón con mis suegros y de pronto lo escuchamos al niño dando unos pequeños chillidos, al ir a la habitación vimos que tenía los ojos entreabiertos y no tenía fuerza en el cuello, le metí el dedo en la boca para que no se tragase la lengua y llamamos a la madre al trabajo, desde allí avisaron a una ambulancia y se lo llevaron».

Raúl V. B. aseguró que no zarandeó «nunca» al pequeño, al que quería «como a un hijo». «Me llamaba papá, lo llevaba al parque, lo bañaba y lo cuidaba muchas veces», dijo. La fiscal pide para él un año de cárcel como autor de un delito de homicidio por imprudencia. El padre del pequeño, que ejerce la acusación particular, eleva esa petición hasta los dos años y medio de prisión por el delito de homicidio.

La madre del niño declaró también durante el juicio y lo hizo para defender con vehemencia al acusado, que sigue siendo su novio a día de hoy. «Nunca se quejó del niño y nunca lo vi tratarle mal, lo cuidaba muchas veces e incluso a veces lo bañaba», aseguró la madre, que tenía una batalla encarnizada con su ex pareja y su ex suegra. «Mi exmarido fue condenado por malos tratos en un episodio que ocurrió en 2019 y en el que tuve que incluso ponerme en medio para que no pegase al niño, me dio una patada en la espalda cuando me puse en medio para que no pegase al crío», reiteró. La abogada del padre puntualizó que su cliente tenía una condena por malos tratos de 40 días en beneficio a la comunidad, pero ninguna condena por malos tratos hacia el niño. «De hecho tenía un régimen de visitas muy amplio con el niño», explicó.

La madre del niño aseguró que «el crío cuando venía de estar con el padre traía arañazos y moratones y el día antes había estado con su padre», declaró la mujer que llegó decir que «mi ex suegra me amenazó pero en la Policía no me tramitaron la denuncia porque no había delito de sangre». El padre del pequeño señaló luego que su propia madre iba «siempre acompañada a hacer la entrega y la recogida del niño porque mi ex era conflictiva y mi madre prefería que hubiese siempre testigos para que pudiera acusarla de cosas que no eran».

«Se quejaba de los lloros»

Los policías nacionales que realizaron la intervención en el domicilio de la calle Francisco Carantoña donde vivía el niño y el acusado y su madre declararon ante el juez que los vecinos del acusado aseguraron que «manifestaron que era habitual escuchar las quejas del acusado por los lloros del niño; cuando lloraba lo escuchaban protestar», afirmaron.

La pediatra habitual del menor aseguró que «nunca hubo ninguna señal alarmante de posibles malos tratos ni nada fuera de lo normal». «Tan solo la madre refirió una vez que el niño tenía terrores nocturnos y temblores, le dije que si podía grabar algún episodio pero luego no volvimos a saber nada al respecto», añadió. Negó también, como había declarado la madre y su pareja, que le hubiesen dicho «que el niño se pegase golpes contra los muebles o con sus juguetes, nunca refirió nada de eso».

La declaración central de la vista oral, que se prolongó más de tres horas, fue la de los cinco facultativos médicos que atendieron al pequeño durante los tres días que permaneció en la UCI pediátrica del HUCA, así como las radiólogas y el médico del SAMU. «Fue una muerte violenta en la que intervinieron terceras personas y como consecuencia del síndrome del bebé zarandeado», concluyeron los seis médicos. «Presentaba evidencias y signos clínicos muy floridos y característicos del niño zarandeado: hemorragias intracraneales, hemorragias oculares, encefalopatía características que son incompatibles con otro tipo de lesiones», aseguraron. «La magnitud de las lesiones indican que va concatenado uno con otro, las consecuencias son inmediatamente posteriores al zarandeo, no se habría producido días, si no momentos antes de que se produjese es movimiento brusco», explicaron.

Airada declaración

Discrepó de este último extremo, muy relevante para determinar si el zarandeo se produjo esa mañana cuando estaba con el acusado, el médico que declaró como perito aportado por la defensa de Raúl V. B., llegado desde Mallorca. «No tiene que ser inmediato, pudo haber otros episodios anteriores que haya desencadenado en esas lesiones», apuntó en una acalorada declaración ante el tribunal en el que llegó a decir de los médicos asturianos: «No tienen ni idea, eso pasa por no estudiar». Rebatió su declaración el jefe de urgencias pediátricas del HUCA, con 30 años experiencia, quien apuntó que «el zarandeo se produjo esa misma mañana», leyendo y citando en la sala artículos médicos para refrendar su postura y la de los sanitarios que intervinieron con el pequeño y que elaboraron los informes.

«No hay duda alguna de que se trata de un caso claro de síndrome de zarandeo», declararon con rotundidad los médicos del Sespa, que aguantaron los intento de descrédito y las airadas intervenciones del sanitario mallorquín, a quien el juez Lino Mayo Rubio y la fiscal, Berta Fernández le recondujeron por su actitud en la sala.

El caso quedó visto para sentencia después de una tensa vista oral que fue reflejo de la complicada vida que el pequeño tuvo durante sus 23 meses, con conflictos entre sus padres y con un trágico final que pareció quedar diluido por los reproches mutuos de todos los que declararon.

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